Suplementos
San Martín de Bolaños
Un viaje a través de este pueblo, disfrutando de su territorio y las bondades de una arquitectura natural
De Chimaltitán continuamos nuestro paseo rumbo Sur, bordeamos el cerro Prieto y el río Bolaños a la vez, que se deslizaba entre un cordón verde y al fondo estaba la silueta del cerro Los Amoles, luego giró con gracia al Oeste entre un sauzal, para realizar espectaculares serpenteos, en La Cofradía pasa al Oriente y luego al Poniente, después de haber hecho un largo zigzagueo; en Paso de las Higueras vira al Sur y en Tomillo, entra por el Oeste y gira al Sureste, acercándose a El Piñón, el camino ascendió para brindarnos un fragmento de giros. Luego miramos el cautivante arroyo Guásima, que corría por las faldas de un cerro que semejaba un medio cráter.
Tras un recodo, el río nos dio la bienvenida a San Martín, unas estrechas calles nos llevaron a su precioso templo, el atrio con una expresiva escultura de Juan Diego, la puerta principal en marco de medio punto, soportado por capiteles toscanos, enmarcada por cuatro columnas jónicas, con friso dentado y frontón triangular, arriba, la ventana coral, vertical y arqueada, con la imagen del Señor de Santa Rosa, “uno de los famosos santos cristos barceloneses”, embellecida por dos columnas corintias por costado, arriba de la cornisa hay un nicho vacio, animado por volutas y almenas. Del lado derecho se levantó el campanario, consta de dos cuerpos, el primero de planta cuadrada, con reloj en su desplante y de dos vanos arqueados por cara, el segundo de planta octagonal y con un vano por cara, la cúpula con linterna. La obra comenzó en 1895, por iniciativa del padre León Cortés. Y hablando de padres, saludamos al padre que salía en una motocicleta. Del templo, fuimos a la plaza, donde apreciamos casas de antaño, con marcos de cantera en sus vanos, puertas de dos hojas y ventanas de cuatro, arriba, largas gárgolas. La presidencia con portal y balcones. Luego caminamos unas cuadras para contemplar el río que canturreaba vida, cuando hacía pequeñas olas al tocar las piedras de su lecho, y después se perdía en su girar. Al salir del poblado saludamos a unos mineros que venían de sus labores. Un corrido dice: “San Martín de Bolaños, al pueblo lo nombró… El Párroco Emeterio, avión había comprado… que en un vuelo de prueba, encontraría su fin”.
SABER MÁS
Un viaje que se convierte en aventura
San Martín de Bolaños se encuentra al Norte del Estado, a 122 kilómetros de Guadalajara.
Su superficie en general es montañosa, y el principal río de la zona es el Bolaños, del que se desprenden múltiples arroyos, algunos permanentes y otros temporales.
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