Plaza de Armas de Zacatecas
El costado de la fachada lateral Norte de la catedral, linda con la encantadora Plaza de Armas
GUADALAJARA, JALISCO (11/SEP/2016).- El costado de la fachada lateral Norte de la catedral, linda con la encantadora Plaza de Armas, Roberto Dávila nos platica: “Durante los primeros años de vida de las Minas de Nuestra Señora de Zacatecas, las construcciones se fueron levantando sin ningún orden debido a lo irregular y angosto de la cañada sobre la que se edificaron, siguiendo siempre el curso del arroyo (de la Plata), el cual a pesar de su escaso caudal, era un factor importante en ellavado de los minerales y en la provisión de agua para las necesidades domésticas. Así llegaron a la parte más ancha de la cañada, donde los principales mineros edificaron sus mansiones, dejando un espacio para construir el templo parroquial (hoy Catedral), con lo cual surgieron una plaza y una plazuela”.
La finca más distinguida era la del Maestre de Campo Vicente Zaldívar de Mendoza, por ende el espacio era conocido como Plazuela del Maestre de Campo. En los albores del siglo XVIII, se optó por edificar un obelisco en honor al nacimiento de Luis I, levantándose para 1725, con una altura de 12.50 m. Después de la Independencia se puso un kiosco y unas esculturas de guerreros romanos, en 1874, se decidió convertir la plaza en jardín, con árboles, plantas de ornato, fuentes, bancas y faroles. El 14 de septiembre del año siguiente se realizó una animada serenata inaugurando el kiosco y llamando al nuevo jardín, “Jardín Hidalgo”. Las serenatas se repitieron los jueves y domingos. Cierta noche de septiembre de 1893, el espacio se llenó de júbilo, pues se tocó por primera vez la vibrante y alegre, “Marcha de Zacatecas”, del maestro Genaro Codina, ejecutada por la Banda del Estado y la Banda de Guerra del Hospicio de Niños de Guadalupe. A principios del siglo pasado se cambiaron las fuentes de cantera por fuentes de fierro vaciado, cambiando también el kiosco, nombrándolo: “Kiosco Carmen Romero Rubio de Díaz”, inaugurándolo el 14 de septiembre de 1907.
Luego de haber apreciado la catedral desde uno de los balcones del café árabe, “La Shisha”, recorrimos un corto tramo del romántico Callejón Veyna y su boca nos mostró la cautivadora Plaza de Armas, delimitada por bellas portadas, unas separadas por la calle Hidalgo, como el Palacio de la Mala Noche, que hace esquina con el callejón referido, donde abre su “puerta falsa”, correspondiendo con el segundo nivel. La finca data de finales del siglo XVIII, construida para Manuel de Rétegui, dueño de las minas: Mala Noche y La Florida. La portada de dos pisos presume de magníficos balcones, dos sencillos y entre ellos uno corrido, con tres puertas. Bien que adquirió el gobierno independiente.
A unos pasos, acompañamos al espectador perenne, una escultura de Ramón López Velarde, sentado en una banca, admirando las casonas de la calle Hidalgo y escribiendo “Suave Patria”. “nuestras vidas son péndulos… Dos péndulos distantes, que oscilan paralelos, en una misma bruma”, relojes viviente en tiempo y espacio. Contemplamos las maravillosas fincas, cada una con su expresión propia. Nos despedimos del poeta jerezano y nos acercamos a la antigua Residencia de los Gobernadores, de influencia europea, con un precioso saliente pentagonal en la esquina de su segundo piso, donde altas ventanas arqueadas se asoman a la plaza, antaño balcones. Para 1950, abrió sus puertas la nueva residencia oficial y se vendió la señorial residencia. Después observamos la insólita fachada norte de la catedral, la puerta enmarcada por columnas con elegantes guardianes, y arriba, una hermosa escultura de Jesús crucificado. Enseguida, miramos la casa González Ortega, de tres pisos, recargada en la catedral, formando un arco y brindándole sombra al Callejón de las Campanas, sobre el arco continua el tercer piso. Antes la finca era el palacio de los condes de Santiago de la Laguna, data de principios del siglo XVIII. Para 1857, llegó el diputado por Villanueva, el general Jesús González Ortega, quien compró el palacio y lo fue restaurando.