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En la primavera de 1994 Kurt Cobain se quitó la vida, 20 años después su canto de juventud parece haber sido tragado por la industria que decía odiar
Ya no sé si a estas alturas de las modas del pensamiento resulta posible declarar la admiración por los ídolos de juventud así, sin sonrojarse. No importa: yo admiraba a Cobain con una devoción que supongo similar a la que mis mayores habrán dedicado a Lennon, Hendrix o Janis. Uno de mis libros preferidos de aquellos tiempos era ''Camino a casa'', una novela de Naief Yehya que arrancaba, justo, el día en que se difundió la noticia de su muerte. Su protagonista era un muchacho depresivo que, como yo, tenía una sensación de pérdida más o menos insoluble.
Como casi todas las tendencias fuereñas que han pasado por estos rumbos, el grunge vino y se fue sin dejar más rastros que las fotos testimoniales. Las camisas de leñador se pusieron de moda, las estaciones de la radio local dejaron por unos meses su eterna repetición de ''Hotel California'' para poner ''Smells Like Teen Spirit''. Y poco más. No recuerdo por nombre a ninguna banda grunge tapatía pero sí que al menos 10 o 12 canciones de Nirvana y Pearl Jam pasaron a formar parte del repertorio de la tribu de grupos de covers de los bares… Que para 1995 ya habían vuelto a concentrarse en sus clásicos: Maná, Cuca, Los Héroes del Silencio...
Varios de mis amigos nirvanescos dejaron de serlo con velocidad pasmosa. Como el Isra, a quien volví a ver por ahí de 2005 convertido en un abogado de botas picudas y adepto a los taconazos de Los Tigres del Norte. Otros descubrimos, gracias a la frágil oportunidad que se abrió, orbes musicales diferentes. Siguiendo a Cobain, y ayudados por la sabiduría de algunos viejos rockers locales que veían con simpatía sus guitarrazos, terminamos dando con Lou Reed, Iggy Pop, Joy Division, Sonic Youth, Nick Cave… Eso, y la posibilidad que dio la posterior masificación de internet para conseguir cualquier archivo sonoro en el planeta, fueron vías rápidas hacia la melomanía.
No creo haber pensado en Cobain en los últimos 20 años. Ni siquiera escucho su música con frecuencia. Sé que me escandalicé cuando un muchachito, hace un par de años, declaró en una fiesta en la que coincidimos que le gustaban “rolas ya muy viejitas, como las de Nirvana”. Iba a lavarle la boca con jabón pero un recuento elemental demostró que de la música de mi juventud lo separaban tantos años como a mí me habían separado de los Rolling Stones (que me fueron tan cercanos como el faraón Amenofis III y que él, sin embargo, oía con toda imparcialidad).
Al día siguiente comencé a tomar vitaminas.
La huella sonora de un mártir
Han pasado ya 20 años de la muerte de Kurt Cobain. Músico, cantante, compositor y líder de Nirvana, el grunge y la Generación X. Sorpresa, Universal, su discográfica, lo ha ignorado. Ni un lanzamiento conmemorativo. Claro que no queda mucho dónde rascar: los tres álbumes que editaron entre 1989 y 1993 se han multiplicado hasta convertirse en unas 20 reediciones distintas.
Su cadáver fue encontrado el 8 de abril de 1994 en una habitación de su mansión a orillas del lago Washington. La autopsia reveló que se había disparado en la cabeza tras inyectarse una dosis de heroína. No fue posible precisar la fecha. A efectos legales fue el día 5. Tenía 27 años. Los allegados pasan de puntillas por esta efeméride macabra. Nada de Dave Grohl y Chris Novoselic, sus compañeros de grupo. Su viuda, Courtney Love, asegura que prefiere celebrar el cumpleaños que su muerte y habla de proyectos: un biopic, un documental y un musical en Broadway.
Lo más parecido a una celebración es la inclusión de Nirvana en el Rock’n’roll hall of Fame. En la ceremonia anual serán admitidos junto a Peter Gabriel, Cat Stevens, Kiss, Hall & Oates, Linda Rondstadt, E Street Band, y dosmanagers: Andrew Loog Oldham (Rolling Stones) y Brian Epstein (Beatles).
Sí, Cobain ha sido fagocitado por esa industria que decía odiar. Porque lo importante de Nirvana no fue tanto su éxito como su declaración de guerra a lo que llamaban “música corporativa”. Contraponían valores como honestidad al puro negocio. Pretendían que el rock fuera tomado por grupos de inadaptados con guitarras y durante un tiempo pareció que lo habían logrado.
El 21 de septiembre de 1991, Nirvana, un semidesconocido trío de Seatle publicaba ''Nevermind'', su segundo disco, primero en una multinacional. El video del sencillo Smells like teen spirit, se estrenó en ''120 minutes'', programa de música underground de la cadena MTV que llevaba años emitiéndose de madrugada. Tiene tanto éxito que pasa a rotación diurna. Allí explotó. ''Nevermind'' vende tres millones de copias en tres meses. Hoy lleva más de 10.
A la industria discográfica le pilló desprevenida. ¿Quién iba a esperar que lo que el público quería eran grupos que mezclaban hard rock y punk, salidos de una ciudad olvidada del Noroeste de Estados Unidos? Una invasión zombie hubiera sido más verosímil. La estrella en 1991 era el canadiense Bryan Adams. Su balada ''Everything I do'' ''(I do it for you'') batió en Reino Unido un récord de 1955 al pasar 16 semanas en el número uno. Era la banda sonora de Robin Hood, protagonizada por el actor de moda, Kevin Costner. En España reinaban Mecano y Julio Iglesias. Y las ondas estaban copadas por Phil Collins, Rod Stewart o Chris Rea.
Nirvana cambió ese panorama en el que lo alternativo, ocupaba un nicho diminuto. Contó con la ayuda de MTV que descubre que ese nicho tiene futuro e inventa un espacio: ''Alternative nation'' en ''prime time''. Alternativo es todo lo que tiene cabida ahí. Su sonido, algo que llevaba fraguándose años en las catacumbas, se bautiza como grunge.
Cobain se casa en febrero de 1992 con Courtney Love en Hawai. En 140 días habían dado casi 90 conciertos en tres continentes. Fue su último tour en salas, llegaban los estadios. La situación era en apariencia inmejorable y ahí radicaba su fracaso.
Nirvana reaccionó con rabia al triunfo de Pearl Jam, les acusaban de farsantes y oportunistas. Cobain se sentía responsable de haber pervertido con su éxito el movimiento. Su adicción a la heroína empeoró. Decía usarla para paliar los dolores que sufría, una irritación en el estómago que ningún médico fue capaz de diagnosticar y escoriosis. Cuando quiso dejarlo, tras el nacimiento de su hija Frances Bean, no pudo.
Las presiones aumentaban. Odiaba las giras y su tercer disco ''In utero'', de 1993 se consideró demasiado crudo y le hicieron retocarlo. Cobain era ambicioso, pero no lo suficiente como para cerrar los ojos y dejarse llevar. Estaba desbordado. Entre 1993 y 1994 ocupaba más páginas de sucesos que de música. Hubo un intento de suicidio en Roma. A su vuelta a E.U. ingresó en una clínica de desintoxicación de la que escapó el 30 de marzo de 1994. Se le pierde el rastro hasta el 8 de abril.
SABER MÁS
Algunos detalles
> El 5 de abril Kurt Cobain se disparó con una escopeta.
> Se sumó al “Club de los 27”, es decir, el grupo de artistas que murió a los 27 años, como Jim Morrison, Janis Joplin, Jimi Hendrix y Brian Jones, entre otros.
TOMA NOTA
Historia del ídolo
> Kurt Cobain nace en 1967 en Aberdeen, E.U.
> Forma Nirvana en 1988 con Chris Novoselic, Chad Channing y Jason Everman.
> Firman por el sello de Seattle, Sub Pop. Publican su debut, “Bleach”, en 1989.
> En 1990 fichan un nuevo baterista, Dave Grohl.
> El 21 de septiembre de 1991 editan “Nevermind”.
> En febrero de 1992 se casa con Courtney Love. Su hija Frances Bean nace en agosto.
> Publican ‘In utero’ en 1993.
> Encuentran el cadáver de Cobain el 8 de abril de 1994.
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