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Obama dijo ''hasta aquí''
El hecho es que Obama le dio a GM 60 días para mostrar un plan ''de verdad''
El hecho es que Obama le dio a GM 60 días para mostrar un plan “de verdad”. Y la realidad es que GM tiene que hacerse mucho, pero mucho menor que es hoy en día. Marcas van a desaparecer y dejar huérfanos a muchos de sus clientes, incluso en México. Plantas van a cerrar y dejar a miles sin trabajo. Aunque sea posible, nos parece poco probable que México sea afectado por esto, ya que la nueva situación es una forma que tiene GM de producir menos en Estados Unidos, con sus elevados costos laborales. Pero todo aún está por verse.
Pese a que duele a muchos, la salida de Rick Wagoner es más que justificada. Wagoner fue un líder carismático, es cierto, pero demasiado blando en sus decisiones. Su sentido humanitario hizo que no despidiera a gente que debió haber sido despedida. Mantuvo a marcas que no funcionaban pensando en mantener el trabajo de la gente. En la práctica, desgraciadamente, lo que hizo fue darles más tiempo de vida a algunos empleados en una empresa que estaba, gracias a actitudes como la suya, encaminada al fracaso. Algunos se hicieron demasiado viejos como para, hoy en día, encontrar otros trabajos. La bondad de Wagoner, a la larga, les fue más perjudicial.
Cuando Wagoner recibió en sus manos el destino de GM en Norteamérica, en 1994, ésta tenía una participación de mercado, en Estados Unidos, de 33 por ciento. Hoy, esta participación bajó a poco más de 18 por ciento. Son números, por sí solos, suficientes para determinar su salida, aunque él tuviera el soporte de la mayoría de los representantes del consejo de la empresa.
GM paga hoy un precio muy elevado por sus errores y una de estas equivocaciones fue la arrogancia. Número uno del mundo durante 77 años, basó mucha de su estrategia de comunicación en este hecho. Gritó a los cuatro vientos a cada ocasión que logró vender más que sus competidores. Gritó tan alto la importancia de ser número uno, que generó la idea de que esto es lo único. Ahora, con la obligación de hacerse más chica para volverse de nuevo rentable, le costará trabajo convencer a la gente de que es más importante fabricar buenos coches que ser la número uno. Es una lección válida para todos los países donde se encuentra GM. Incluso en los que la empresa es aún líder.
Con Chrysler la situación puede ser aún más complicada, pero el resultado tiene más probabilidades de funcionar mejor y con menos bajas y heridos de guerra en el camino. Es cierto, Obama dio a Chrysler sólo 30 días, la mitad de lo otorgado a GM. En este plazo, Chrysler debe cerrar el acuerdo para asociarse con Fiat o, en su defecto, con otro fabricante. La conclusión de este acuerdo es inminente, pero ahora Fiat está en una posición de negociación mucho más sólida, ya que el gobierno de Estados Unidos condicionó la ayuda a Chrysler a este acuerdo. La administración de Obama ha llegado a la conclusión de que Chrysler no tiene condiciones de sobrevivir por sí sola. El acuerdo puede ser bueno para México, porque líneas de producción que están en este momento prácticamente paradas, como la que fabricaba el PT Cruiser en Toluca, pueden ser llenadas con autos de Fiat. La marca italiana quiere entrar en el mercado estadounidense con el 500, pero sin usar la marca Fiat. Se rumora que tampoco se verá un logotipo de Dodge o de Chrysler en el Cincuecento, sino que 500 sería una especie de marca, que aprovecharía el actual entusiasmo de los estadounidenses por autos chicos y carismáticos como este italiano.
Pero de no darse el acuerdo, Chrysler tendrá prácticamente un pie en la tumba. La marca Jeep, sin duda, encontrará clientes dentro o fuera de Estados Unidos. Con Dodge también hay una posibilidad, pero Chrysler, como marca, difícilmente sobreviviría. En estos momentos, estamos viviendo uno de los periodos más perturbadores de la historia.
Por último, pero no menos importante, hay que aplaudir y reconocer el trabajo de Ford durante los últimos años. La marca del Óvalo Azul estuvo tan cerca del desastre como Chrysler y GM. Pero tuvo la inteligencia y humildad para reconocerlo a tiempo y corregir su rumbo. William Clay Ford Junior, bisnieto de Henry Ford, merece aplausos por haber reconocido que no podía hacerlo solo y haber puesto a Alan Mullaly en la silla ejecutiva principal de Ford Motor Company. Hoy, cuando las tormentas financieras están hundiendo a los más débiles, Ford muestra salud suficiente para seguir a flote. Esto muestra que, cuando muchos la criticamos en el pasado, ellos estaban oyendo con atención en lugar de enojarse como hicieron otros. Algunos lo llamarían “inteligencia emocional”. Otros, simplemente, lo llamamos sentido común. En cualquier caso, merece mi admiración, respeto y aplausos.
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