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Mujeres extraordinarias
La calidad humana de voluntaria del CRIT, un ejemplo a seguir
Su limitación visual no le impide entregar día a día sus días laborales al Centro de Rehabilitación (CRIT) de Occidente; mejor conocida por la familia del CRIT como "Nena", adora a los niños, y dice: "Me la llevo perfectamente con ellos, me llenan de alegría y les ayudó mucho con sus terapias, a pesar de que tengo un problema de nacimiento en mis ojos, no veo bien".
Tomar un camión se vuele un acertijo para Nena, no se diga cruzar una calle, o sabe dónde bajarse; eso tampoco es un impedimento, pues la voluntaria acude puntual siempre a su compromiso con el CRIT, todo, sólo por recibir a cambio un poco de amor de los niños que por momentos, están a su resguardo y el de sus compañeras.
Nena pertenece al "ejército amarillo" del cuerpo de voluntarias del CRIT Occidente de Teletón desde hace cinco años, y para ella, no hay mejor alegría que acudir al centro de rehabilitación para ayudar. A sus años, Nena sólo piensa en cómo ayudar a los pequeños que acuden a sus terapias y es responsable del área donde esos infantes se relajan, se olvidan un poco del estrés que a menudo les genera su rehabilitación... es la guardería del CRIT.
"A mí me nació la idea de venir y ser voluntaria porque nosotros, en mi familia, teníamos un niño con pie equino varo, y veníamos a traerlo a sus terapias, entonces una voluntaria me invitó, acepté. Antes veía un poco más, pero ahora que ya sólo tengo 10% de mis vista, pues es un poquito más difícil, pero eso no me detiene", afirma Nena con una pronunciada sonrisa.
Su pasión, los niños, pues afirma: "lo que más me gusta de venir al CRIT es que convivo con los niños, ellos te llenan de alegría, de fortaleza y te enseñan que los problemas pueden hacerse menos si tienes fe y voluntad".
Nena sabe que su visión es efímera, ahora, ella sólo puede distinguir rostros de un metro de proximidad, más lejos sólo ve bultos, sombras, o a veces nada. Es consciente de que un día puede despertar y ya no ver más, pero su espíritu positivo que contagia, le hace pensar en todo, menos en ese día que llegue a la ceguera total.
Además de hallar en el CRIT una familia confeccionada por mamás, compañeros de trabajo y no se diga de los niños, Nena encontró en CRIT una ventana que, segura, encerrada en su casa no hubiese encontrado. Fue ahí donde ella logró hacer su primaria, secundaria y va por la preparatoria. "Me he superado mucho aquí, quiero hacer la prepa, y estoy también por tomar un curso de braille, porque sé que un día ya no veré más".
"Yo sólo quiero llegar hasta donde CRIT Occidente me permita, mi problema visual no es un impedimento", comenta, y es cierto; en entrevista, dio muestra de cómo sería un proceso ordinario de labores, y parece que de su vista, nada necesita.
Es Nena una voluntaria, pero no una más, sino de aquellas que por su entrega a cambio de afecto, y su gran corazón, hace que en el CRIT Occidente haya gente extraordinaria. Nena sabe que un día puede levantarse de su cama y no ver más, ni siquiera ese 10% del que ahora ve, pero concluye: "Yo siempre he dicho: hay que ver para delante, nunca hacia atrás, porque si miras para atrás, te hundes. Aquí hay gente con grandes problemas, y que a pesar de todo, siguen sonriendo".
*Ver más con los ojos del corazón
EL INFORMADOR / ÉDGAR FLORES
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