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Motor de arranque

Otra tragedia que se pudo evitar

GUADALAJARA, JALISCO (26/MAR/2011).-  La semana pasada, la clavadista tapatía Diana Jazmín Díaz falleció junto con sus padres, en un accidente vial que se pudo evitar con sentido común y acción determinada de las autoridades. Este accidente en particular llamó la atención por el hecho de que la clavadista era una atleta exitosa, quien a sus 15 años de edad ya había ganado cuatro medallas de oro en olimpiadas nacionales. Diana es una pérdida enorme, pero es igual de lamentable la muerte de sus padres y de muchos otros mexicanos de una forma similar, es decir, donde un trailer sin frenos embiste contra una caseta de pago en una autopista de cuota. Son tantos esos accidentes, que ya no llaman la atención más que cuando alguien “famoso” o “importante” sufre las consecuencias de ese tipo de percance.

Al menos una de las causas que provocan este tipo de accidentes es fácil de explicar, aunque parece imposible de resolver. Se trata de la ubicación de las casetas de cobro, muchas de ellas en la parte baja de una larga pendiente. Me imagino, sin estar seguro, que el motivo que estas casetas estén ahí, sea una cuestión de costos. Tal vez sea más barato hacerlas en un lugar bajo, donde hay más espacio para poner los baños y servicios que están ligados a una caseta. Si no es así, no sé por qué las casetas están en su ubicación actual. Me rehuso a pensar que sea simplemente por falta de sentido común, aun reconociendo que éste debería llamarse “sentido poco común”.

Cero educación

Otro motivo también tiene explicación sencilla: la falta de preparación adecuada, de educación misma, de muchos de los choferes de camiones. De hecho todos nosotros carecemos de educación vial. Si un auto, al desplazarse con algo de velocidad, se transforma en un proyectil, un autobús o un camión son armas muchos más peligrosas por su peso y volumen.

El problema, empero, va más allá. Hay en México, una enorme cantidad de camiones importados de manera irregular desde Estados Unidos. Muchos de estos hoy en día tienen placas mexicanas. Ahora, que es obligatorio el canje de placas federales, comienzan a aparecer innúmeros casos de camiones que no poseen la documentación necesaria para recibir las nuevas placas, lo que nos deja pensar que la primera que consiguieron, fueron obtenidas de manera ilegal.

Estos camiones importados llegaron al igual que llegan la mayoría de los autos particulares, es decir, sin ninguna verificación de su estado físico o mecánico. Son, con frecuencia, “chatarra” que llega a México por su bajo precio. Como no hay la obligación de verificar sus condiciones para circular, o cuando las hay no existe quién las haga cumplir, los camiones circulan sin restricciones.

Júntese casetas mal ubicadas, choferes inexpertos y camiones en mal estado y tenemos la llamada tormenta perfecta.

Otro ingrediente en esta receta para el desastre es la forma de operar de algunas empresas. Aunque tengan vehículos aparentemente nuevos y en buen estado, existen compañías conocidas por la forma extremadamente agresiva en la que conducen sus choferes. Tal vez exijan el cumplimiento de horarios tan estrictos que sean irreales, haciendo que sus choferes tengan que correr más de lo debido para cumplir con las exigencias.

Modificacones sin reglas


También está el caso de las modificaciones que se hacen a muchas cajas de trailers, que bien pueden estar por arriba de la capacidad del tractor de manejarlas. Sí existe una ley que regula esas modificaciones, la bronca es encontrar quién las haga cumplir.

Un detalle más es el mantenimiento que se da a esos vehículos. Porque un camión, coche o autobús, no se queda sin frenos así nada más. Un vehículo bien mantenido, con sus servicios hechos por quien debe hacerlos, con regularidad y consciencia, tiene mucho menos posibilidad de fallar que uno al que simplemente se le pone diesel y vámonos.

La muerte de Diana Díaz es lamentable. Aún más lamentable por saber que pudo haber sido evitada. Ella deja como legado, en los escasos 15 años en el que estuvo entre nosotros, no sólo el bello recuerdo de sus saltos o las medallas que avalaron la calidad de éstos, también deja un grito, por ella y por todos los que perdieron y pierden la vida de la misma manera. Ojalá y la gente adecuada, en esta ocasión, lo escuche.
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