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Motor de arranque
C.A.F.E. a la mexicana
La idea del Gobierno es presionar a las marcas para que sus autos nuevos sean cada vez menos contaminantes, exigiendo un consumo máximo de combustible. Según la primera propuesta, la meta del Gobierno es que los vehículos nuevos vendidos entre 2012 y 2016, tengan un consumo no mayor a 17.4 kilómetros por litro. Esto será válido para todos los vehículos cuyo peso no exceda los 3,857 kilogramos de peso. Tan optimista que llega a ser irreal.
Promedio de bajo consumo
Por lo pronto el objetivo, según la Propuesta NOM (Norma Oficial Mexicana) de Eficiencia Energética, presentada por las autoridades a las marcas establecidas en este país, es crear un promedio de consumo corporativo, basado en las ventas de cada vehículo. Sería una especie de C.A.F.E. (Corporate Average Fuel Economy, es decir, promedio corporativo de economía de combustible) estadounidense, pero a la mexicana.
Para llegar a ese promedio, se toman en cuenta todos los vehículos vendidos por una marca y se hace un estudio de su consumo. Este promedio debe ser mejor que el mínimo exigido por ley. El objetivo para 2020 es llegar a un consumo máximo por vehículo de 20 kilómetros por cada litro de combustible.
El problema es que esto es prácticamente imposible. Primero, porque no existe tecnología capaz de hacer que un vehículo que pesa casi cuatro toneladas, gaste 17.4 kilómetros por litro. Ni siquiera si se usa diesel se logrará.
Vamos admitir que el Gobierno se ponga en una posición rígida con relación a esa propuesta y determine que nadie puede vender un auto nuevo en México si no cumple con esa exigencia de consumo. Tomemos a General Motors como ejemplo. La marca tendría, en ese caso, que decidir entre desarrollar un vehículo único para atender esas exigencias, o quitar a los autos que no la cumplen. Aunque tecnológicamente fuera posible hacer un auto con tan bajo consumo, el volumen de ventas del mercado mexicano no es fuerte lo suficiente como para justificar una inversión de esa magnitud, es decir, no se justifica crear un auto sólo para México. Entonces tendríamos que decir adiós a vehículos como Suburban, Escalade, Tahoe, CTS, Acadia... vaya, a casi toda la gama de GM. Sería lo mismo con todas las marcas. Seriamos un país que sólo podría comprar Leaf, Prius, Civic híbrido o Volt. ¿Es malo esto? No lo sería si fuera real. Pero esos autos son tan caros que pocos los pueden comprar. Aunque lo quisiéramos, aún si el Gobierno decidiera ser absolutamente generoso y subsidiar a esos vehículos para que todos costaran menos que un Chevy, su producción no sería suficiente para atender la demanda, al menos a mediano plazo.
Donde sí se puede, se tarda
El campo donde el Gobierno sí puede actuar, mucho más rápida y efectivamente, es el de los autos usados. Primero porque esos son los vehículos que más contaminan. Segundo, porque legislar sobre ellos depende casi exclusivamente de la decisión de las autoridades.
Pero hoy en día sólo existe el programa de afinación controlada como una recomendación de la SEMARNAT, porque la ejecución es una facultad de cada estado de la Federación. Otras acciones en este sentido apenas están en elaboración. Por ejemplo, existe un Plan para el manejo de vehículos en el final de su vida útil, pero apenas está siendo elaborado y el plazo para que se termine de hacer es 2012.
Mientras tanto los usados que ingresan desde Estados Unidos, siguen representando no sólo una enorme fuente de contaminación, también son un peligro por su estado de conservación (en muchos casos), falta de placas, seguros, etcétera. Se trabaja en este momento en actualizar la NOM-041, que regula las emisiones de los autos usados, para que esto se aplique. Se supone que en mayo próximo estarán listas y publicadas las nuevas reglas, que deben regular el estado de los autos importados en el punto de entrada al país.
No es hasta el segundo semestre de este año, cuando se tiene previsto un anteproyecto para crear estándares mecánicos y ambientales para autorizar la circulación de los usados importados en suelo mexicano.
Nueva “tenencia” y poca visión
Por último, pero no menos importante, el Gobierno tiene considerado crear un impuesto para financiar la “deschatarrización” del parque de vehículos en México. Este impuesto sustituiría la nada popular ”tenencia”. Esto debe ser anunciado todavía este año.
Me parece muy grave que el Gobierno muestre tan poca visión sobre el tema. Primero porque la tenencia, al menos de la forma como hoy existe, sólo estimula el uso del vehículo usado. Castigar a los consumidores de autos nuevos para que éstos impulsen la sustitución de vehículos viejos por nuevos, me suena incoherente, por decir lo menos. Si vamos a adoptar algo por el estilo, veamos ejemplos más efectivos como el de Japón, donde el impuesto sobre el uso del auto va aumentando en la medida que el coche se va haciendo viejo y, por lo tanto, más contaminante y peligroso. Llega a un punto que ya no vale la pena, comercialmente, mantenerlo y esto sí incentiva la renovación del parque vehicular y, por lo tanto, mejora la contaminación ambiental.
Qué bueno que existe la voluntad de hacer algo. Lástima que lo que se piensa hacer, no parece ser lo que se debe.
(oliveira@informador.com)
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