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Corea es la noticia

GUADALAJARA, JALISCO (04/DIC/2010).-  Desde hace un par de semanas la tensión entre las dos Coreas creció, debido al ataque de Pyongyang a una isla perteneciente a Corea del Sur. El evento puso en alerta a toda la región, pero también a Estados Unidos, que mantiene su estrategia de fungir como “policía mundial”. No fue sólo por esto, empero, que Corea mereció nota destacada en los medios. Y como no pretendo transformar este espacio en una columna política, cuando hablo en el título que Corea es noticia, me refiero a que los coreanos, la semana pasada, lograron superar en ventas de automóviles, en Europa, a nada menos que Toyota, el todo poderoso gigante nipón, líder global en la fabricación y venta de vehículos desde hace un par de años.

Hace tan sólo 10 años, muy pocos hubieran apostado por los surcoreanos como fabricantes de automóviles de clase mundial. Todavía me acuerdo muy bien escuchar del decano del periodismo automotor en México, Gabriel Novaro, fundador de la revista Motor & Volante, ante la masiva entrada a nuestro país de autos asiáticos, la expresión: “Sabremos que estaremos perdidos el día en que tengamos autos coreanos”.

Más allá de las expresiones fuertes que siempre han caracterizado al que hoy es un muy buen amigo, Novaro tenía motivos para expresarse así. En sus primeros intentos por exportar automóviles, los coreanos tropezaron contra su propia baja calidad y diseño poco convencional. Fueron el hazmerreír en muchos países, principalmente Estados Unidos. Pero su trabajo fuerte y determinación aparentemente interminable, cambiaron el juego.

Uno de los primeros pasos fue, de hecho, trabajar fuerte para mejorar su calidad. Luego, lucharon para deshacerse de la mala imagen que sobre ellos caía. En la Unión Americana, los autos de Hyundai y Kia comenzaron a ofrecer 10 años de garantía. Era algo que nadie hacia y mostraba autoconfianza. Poco a poco la gente se fue dando cuenta que sus autos no se descomponían. El trabajo boca a boca terminó el trabajo. El primer gran símbolo de esa victoria de los coreanos vino en enero de 2008, cuando su sedán mediano Genesis ganó el premio de Auto del Año del salón de Detroit. Más que eso, lo hizo usando un motor V8, exactamente la especialidad estadounidense.

A Corea le está tomando mucho menos tiempo del que fue necesario a Japón para llegar a la cima de los fabricantes globales de automóviles. En México, ante la falta de un acuerdo de libre comercio entre ambos países, sólo tenemos a autos coreanos debido a un par de sociedades aisladas. Una de ellas es entre Hyundai y el Grupo Chrysler, que permite la vente en México de vehículos como el Atos, el Attitude y el camión ligero H100, también con una versión furgón. La otra llega a través de productos Renault-Samsung, producidos por ambos en Corea y vendidos en nuestro país sólo bajo la marca francesa. Renault comercializa en México los coreanos Koleos, Safrane, Scala y Fluence. Corea, de hecho, es el país en el que Renault México basó su estrategia de cambio de productos, procurando una gama más robusta. En menor volumen, otras marcas, como GM, también trajeron autos hechos en Corea.

Corea, pues, dejó de ser símbolo de mala calidad para transformarse en fabricante de productos reconocidamente confiables. Ahora que logró rebasar a Toyota en Europa, obteniendo 4.5% del mercado europeo, esto se reafirma con mucha fuerza.

Los productos coreanos ya son aceptados y les tomó menos de 20 años lograrlo. No duden que en un plazo no muy largo, tengamos en México a Hyundai y Kia –dos socios que forman el mayor conglomerado automotor coreano- de una manera independiente. Porque con su crecimiento, su producción ya se hace en muchos mercados con los cuales México tiene acuerdo comerciales, como Estados Unidos y Brasil. No queremos, sin embargo, descartar la posibilidad de una futura planta en suelo nacional.

Corea, pues, es un fuerte enemigo a vencer de parte de todos, sean europeos, japoneses o estadounidenses. Pero el mayor desafío en el futuro de la industria automotriz mundial es, sin duda, China. Porque éstos deberán necesitar menos tiempo que los coreanos para transformar a sus autos en productos de clase mundial. Pero China, vamos, es otra historia que contaremos muy pronto.
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