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Motor de arranque

Lo que no se muestra no se vende

GUADALAJARA, JALISCO (27/NOV/2010).- Este año y por una vez más, llegué  del salón del automóvil de São Paulo completamente “apantallado”. La industria automotriz brasileña nos da a los que visitamos su salón a cada dos años, una muestra de fuerza implacable. Marcas nuevas se suman, otras anuncian inversiones para ampliar o modernizar sus operaciones en el país. Incluso hay las que aprovechan el mayor escaparate de Brasil para avisar a todos que comenzará a producir en ese país, como lo hizo ahora Suzuki, que producirá el 4x4 compacto Jimny en suelo brasileño. Mientras todo esto pasa, nosotros seguimos sin un gran salón. Y esto es aún más curioso –incluso frustrante- cuando vemos que para 2011 hay al menos dos proyectos de grandes ferias de autos en México, algo que no se realiza desde 2008. Y a veces dos, es menos que uno.

Origen tapatío

Luego de haber nacido en Guadalajara en 1992, los grandes salones, mejor dicho, el mayor salón del país, predeciblemente se fue a la ciudad de México. Funcionó bien mientras era llamado Auto Expo Mundial y comandado por Bill Meyer. Pero en un momento dado, el romance entre los verdaderos protagonistas de esas exhibiciones -que son las marcas- y Meyer, se acabó de tajo. A partir de ahí, AMIA, La Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, que entonces era comandada por César Flores, tomó las riendas de lo que pasó a ser llamado el Salón Internacional de la Ciudad de México (SIAM), un nombre pretencioso para un salón que nunca tuvo ni la visita de los medios, ni marcas que estuvieran fuera del país para justificar su “internacionalismo”. Pero este no fue su único ni mayor problema.

Octavio Paz decía que la diferencia entre el primer mundo y el tercero, es que el área común en el primero pertenece a todos, mientras que en el tercero, es tierra de nadie. Tal vez algo de esto haya ocurrido con el SIAM. El hecho es que, poco a poco, las marcas fueron saliendo. Volkswagen fue de las primeras. Luego Renault estuvo fuera. Y la lista fue creciendo. En 2008 le tocó a Eduardo Solís, actual Presidente de la AMIA, recibir un salón que ya estaba casi hecho, pero que a poco más de un mes antes de su realización, el operador Messe Frankfurt desistió de hacerlo. Con trabajos y casi a “fórceps”, con más ausencias que presencias, se hizo el que, hasta ahora, fue el último SIAM.

Porque en 2009, antes mismo que se decidiera, de nueva cuenta las marcas comenzaron a decir que no al SIAM. El salón no se hizo y la versión “oficial” fue de que éste no se realizaría por la crisis económica. El juego se repitió para 2010. De nuevo, nos quedamos in un salón. ¿Qué pasa para 2011?

Amenazado de muerte

Luego de las primeras juntas en AMIA para discutir el tema, dos marcas muy importantes por su capacidad de convocación de público, Mercedes-Benz y BMW, dijeron que no estarán presentes. Ha circulado la versión de que el Grupo Volkswagen también ya habría dicho que está fuera. Hasta hoy, esa salida en bloque de los alemanes aparentemente no ha provocado la salida de otros, pero sabemos que algunas marcas tienen políticas del tipo “o están todos o no estoy yo”. De nuevo, podríamos quedarnos sin un gran salón en México.

La alternativa

Por fortuna ahora hay una alternativa. AMDA Jalisco levantó la mano ofreciendo Guadalajara como sede alternativa. La Perla Tapatía tiene muchas fortalezas que exhibir. Expo Guadalajara es un centro de exposiciones de nivel mundial. Hay cuartos de hotel suficientes en la ciudad y la oferta no para de crecer. Además, en 2011 la ciudad será sede de los Juegos Panamericanos, la justa deportiva más importante realizada en el país en los últimos 25 años. En Guadalajara se hacen algunos de los eventos nacionales más importantes de México, como la Expo Transporte, la Feria Internacional del Libro (que sí es internacional de verdad) o Intermoda, entre otros. La alternativa tapatía, pues, puede salvarnos de vivir un año más sin un salón importante, pero para esto, aún depende de la visión de muchos, principalmente de las marcas y su asociación.

Hay marcas que están considerando ya no participar los salones, porque piensan que pueden obtener mayor difusión de sus productos de una manera individual que colectiva. No lo dudo. Sin embargo, hacer un salón, principalmente hacer uno fuerte, con todos participando, será una muestra de fuerza para todo el sector. Y vaya que éste, principalmente en México, es un sector que necesita toda la fuerza que pueda obtener. Las siete mayores marcas: Nissan, General Motors, Volkswagen, Ford, Chrysler, Toyota y Honda, tienen que decir presente.

La fuerza del contagio

Para el SIAM, ya vimos que no todos estarán. Para Guadalajara aún hay esperanzas. Hacer dos salones débiles no sólo no ayudará a la industria, la perjudicará. Ojalá  y el sentido común, tan menos común de lo que quisiéramos, prevalezca. O vamos a tener que seguir, de nuevo, frustrados ante demostraciones de poder como la que dio São Paulo.

El consumidor se deja llevar por el entusiasmo o por la desidia. Hacer un salón grande, con stands profesionales, que llenen el espacio exhibido de luz, color, arquitectura y novedades, no tiene sólo consecuencias para los visitantes o los medios que cubran el evento. Hacerlo produce un efecto domino en toda la cadena productiva y de distribución. Inyecta optimismo en el sector. Hacer un buen salón, no se trata sólo de exhibir a los nuevos Peugeot, Audi, Porsche, Jaguar, Volvo o Mazda, se trata de estimular al consumidor, al mercado, al país.
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