Suplementos

Motor de arranque

Cambio de canal

En 2003, General Motors de México anunció su nueva forma de distribuir los vehículos de sus varias marcas en el país. Se crearían tres llamados “canales de distribución”. Uno de ellos sería el “canal de lujo”, que englobaría a Cadillac y Saab. Otro sería más popular y con cierta orientación deportiva: Pontiac-Fiat. El tercero se encargaría de cuidar la joya más preciada de la corona de GM: Chevrolet, que vende coches tan económicos como un Chevy y tan caros como un Corvette, cuyo precio rebasa los 800 mil pesos.

Con el paso del tiempo, estos “canales” fueron sufriendo modificaciones, debido a la llegada y salida de marcas del paraguas de GM. El canal de lujo, por ejemplo, creció para abrigar, en primer lugar, a Alfa Romeo. Luego, volvió a inflarse para recibir a Hummer, que llegó incluso a tener áreas propias en algunas agencias. Un poco más tarde, General Motors pagó 2 mil millones de dólares a Fiat, para con esto salir de la alianza que mantenía con los italianos. Esto obligó a que el canal de lujo se quedara sin Alfa Romeo. Pero aún había otras tres marcas, así que, no sería un problema.

El canal más popular Pontiac-Fiat, empero, tuvo que dejar ir a Fiat y con esto, la rentabilidad de los concesionarios se veía afectada. Como estamos hablando de General Motors —y de la empresa de antes de junio de 2009— no había que buscar mucho para encontrar una marca sustituta. Así, trajeron a GMC, que vende vehículos gemelos de algunos Chevrolet, pero con suficientes diferencias estéticas para convencer a algunos que sí son distintos. Nacía el canal Pontiac-GMC, una mezcla entre autos de volumen como el Matiz, el G3 y el G5, con grandes camionetas como la Sierra, la Acadia y la Yukon; revueltos todos con la deportividad de los Solstice.

El detalle es que la “nueva GM”, la que recién sale de la reestructuración, sólo tiene cuatro marcas. Y con eso, dos de los tres canales vuelven a sufrir cambios.

El primer de ellos es el de lujo, que ya debe (o debería) dejar de llamarse “canal de distribución” para simplemente adoptar la forma simple de: agencias de Cadillac. Porque Hummer y Saab, lo sentimos, ya no forman parte de la nueva empresa.

Luego está la desaparición de Pontiac, programada para 2010. Con esa salida, el “canal” Pontiac-GMC quedaría, de nuevo, con una sola marca. Como ya se había hecho en el pasado, General Motors de México fue buscar la última marca que les queda: Buick. Ahora, esos distribuidores pasarán a ser Buick-GMC, o GMC-Buick, lo que da lo mismo. Y este canal, que algún día ya fue popular y deportivo, pasa a ser de lujo, solo un pequeño escalón por debajo de Cadillac.

¿No sería más lógico, de una buena vez, poner a agencias Cadillac-GMC-Buick? Bueno, esa es otra historia.

Los dos productos que reabrirán las puertas mexicanas a la marca Buick, que se había despedido del país en los años 90 con el Century (del que muchos se acordarán), serán el crossover Enclave y el sedán La Crosse. De la misma manera que los GMC son gemelos con otra ropa de algunos Chevrolet, con los Buick ocurre lo mismo. La Enclave (en femenino, porque en México será sin duda llamada camioneta) es de facto, trilliza, junto con la GMC Acadia y la Chevrolet Traverse. Tiene formas distintas en faros y calaveras, al igual que en detalles de equipo e interiores, pero es lo mismo en esencia. No que haya nada malo en esto. Un Audi TT y un VW Golf también son lo mismo en sus entrañas. El detalle es que, aquí, los tres son crossovers del mismo tamaño y con precios muy similares. El sedán LaCrosse también comparte base con otros autos, como por ejemplo, el Chevrolet Malibu. Pero al menos no tiene un gemelo dentro de casa, como ocurre con la Enclave.

Me quedo con la sensación de que autos más chicos de Buick, como el Excelle y el HRV, que se venden en China, podrían ser una buena opción, incluso mejor que la Enclave. Sería un auto menos caro y, por lo tanto, de mayor volumen, algo que probablemente los distribuidores van a necesitar.

Es cierto que hoy en día, en México, el mercado de lujo tiene un mejor comportamiento que el popular. Pero habrá que ver si cuando el precio del dólar deje las cotizaciones subsidiadas de hoy en día, que lo ponen en 10 ó 11 pesos, la tendencia se mantiene o si habrá un freno.

Por supuesto que hay que darle el beneficio de la duda. Es posible que los distribuidores de Buick-GMC ganen tanto dinero con sus nuevos modelos, que nunca se vuelvan a acordar de la época en que vendían Pontiac o Fiat. Pero en este momento, creo que tener al menos un vehículo con precio por debajo de los 300 mil pesos, hubiera podido ayudar a ese negocio. Lo que nos queda ahora es esperar, para ver cómo, finalmente, el mercado responde a la “nueva” estrategia, de la “nueva” GM, en su nuevo canal.
Síguenos en

Temas

Sigue navegando