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Más allá del servicio y el entretenimiento
Pese a sus ventajas, aún hay muchas trampas para los cibernautas incautos
Diana Cuevas González, hija de Ema, apenas cursaba el tercer grado de secundaria, tiempo en que las tareas se vuelven pesadas, más no las investigaciones, pues bastaba con usar su ordenador nuevo, echar un vistazo a altavista.com y hallar lo que buscaba de manera sencilla. “La computadora era una atracción para Diana; primero dibujando en paint, y después en internet, cuando aún se usaban las conexiones vía telefónica”, recuerda Niria, hermana mayor de Diana.
Al pasar del tiempo, casi cuatro meses antes de concluir el ciclo escolar, a Diana le empezó a cambiar la vida, sus hábitos, pasatiempos y hasta sus calificaciones; “para finalizar el curso, Diana ya empezaba a reprobar matemáticas y asignaturas como artísticas, de esas fáciles”, apunta la señora Ema.
Algo pasaba, eso era un hecho. Aquella máquina que había llegado se convirtió en el “cupido” de Diana, cuando descubrió la “magia” de poder comunicarse de manera inmediata con otras personas que no conocía y que incluso vivían en otros países, o por lo menos eso es lo que decían.
“Sólo le di clic una vez en el buscador Altavista a la palabra chat y de inmediato me apareció Latinchat y después una más que decía hotchat”, comenta Diana, reservada y con pocas ganas de recordar lo sucedido.
“Chatear” se convirtió en un vicio. Diana esperaba siempre las 10 u 11 de la noche para entrar a la red. Ahí la esperaba Eduardo, un “joven” con el que “hablaba” diario en la sala de “tertulias”.
“Nos describíamos cómo éramos físicamente. Un día me dijo que si quería ser su cibernovia y yo sin pensarlo dije que sí; le platicaba lo que me pasaba en el día, cosa que ni a mis padres ni hermanas les contaba”, narra Diana con una sonrisa dibujada de vez en vez en sus labios.
Para María Antonieta Chávez, psicóloga de la Universidad de Guadalajara, internet es una herramienta eficaz, pero con doble filo. “Una persona que sufre de aislamiento, que tiene problemas de socialización y no tiene atención de sus padres, en el caso de los niños y jóvenes, es vulnerable a este tipo de asuntos, como los chats y las redes sociales”.
Chávez advierte que muchos de los casos que ha detectado de problemas con delitos sexuales, tienen que ver con el acceso a sitios donde se atraen a los cibernautas y los enganchan, lo que puede ponerlos en una situación de alto riesgo del mercado sexual.
Luego de mes y medio de platicar diario, Eduardo le propuso a Diana conocerse fuera de la red. “Nos citamos en un café que está, o estaba, en Tlaquepaque; tuve que decirle a mi mamá que iría a hacer una tarea. Eduardo Me dijo cómo iría vestido, aunque ya me había mandado una foto por correo para reconocerlo; yo le dije cómo iría vestida y llegué al lugar”, cuenta la chica.
Aunque Eduardo poco tenía que ver con la fotografía que le había enviado a Diana, a ella poco le importó el asunto: “Nos sentamos. De inmediato empezó a halagarme, a decirme cosas muy bonitas”.
El caso de Diana es más común de lo que se pueda imaginar, aseguran los expertos. “Una persona busca sitios como éstos, donde pueda interactuar sin necesidad de estar frente a frente. Los que enganchan siempre ofrecen una amistad, halagan, echan piropos, es su manera de seducir, de persuadir. La víctima encuentra en ese personaje de ‘novela’ lo que normalmente en su casa o entorno social, si es que lo tiene, no encuentra. Se proyecta. Son personas que resultan altamente vulnerables a este tipo de ganchos, y es un peligro, porque lo mejor que puede pasarles es que las engañen y al final las víctimas entren en un estado de depresión, esto si se dan cuenta a tiempo y nos víctimas de algo más fuerte, como un abuso sexual”, explica el también psicólogo Quino Martínez, especialista en trastornos de la personalidad en pacientes jóvenes.
Eduardo no resultó ser quien decía ser. Sin perder tiempo le confesó a Diana que era casado y le propuso sostener una relación sexual con él y con su pareja. Insistió al grado de hostigarla en el mismo café, la chica pidipo ayuda a los meseros y lo echaron del lugar. “Te juro que pensé que me violaría ahí, fue horrible, me decía muchas obscenidades”.
A Diana no le fue tan mal. Pudo haber tenido un fin peor, y ella lo acepta. “Duré meses sin querer saber de internet ni de los chats, la verdad me sentía desilusionada”, y a partir de ahí hubo que trabajar en superar el asunto y ser más precavida al momento de establecer lazos con personas en la red.
¿Blogs de ayuda?
Basta echar un vistazo a la red para darse cuenta de lo nutrida que es la información en el tema que se busque. Los blogs son una manera sencilla de mostrar a los cibernautas los pensamientos, críticas y demás información –verídica o no– de una persona. No es necesario ser un experto en informática, cualquiera con nociones básicas de cómputo puede crear su propio blog.
La accesibilidad de éstos ha dado pie a que diferentes grupos e individuos utilicen estos medios para otorgar a las personas información cuya procedencia es dudosa.
La mayoría de ellos, especialmente cuando de tratan de alguna enfermedad, ofrecen ayuda, no así el llamado http://pro-anaymia.blogspot.mx, un blog dedicado a las féminas que sufren de anorexia y bulimia, donde lo único que hace es fomentar la enfermedad con recomendaciones equívocas.
Ejemplo: al ingresar a la página se observa una columna en la parte izquierda de la pantalla que dice: “Trucos por si tienes hambre”, como “toma un sorbo de agua por cada mordisco de comida, así te llenarás pronto” o “no salgas a la calle con dinero, es una tentación para comprar comida”.
María Antonieta Chávez comparte el caso de una paciente que se encontraba en estado crítico de ansiedad, y cuenta cómo la misma chica de corta edad, cuyo nombre no fue revelado, aceptó haber buscado ayuda en este tipo blogs. “La paciente ya había tenido un diagnóstico psiquiátrico por depresión, pero encontró en la web un sitio donde ‘amigos’ le ayudaban a salir del problema, cuando lo único que hacían era hundirla más”.
El caso de la paciente de María Antonieta llegó a tal punto que la chica confesó que en dicho sitio, le revelaban los pasos a seguir para quitarse la vida, dando como solución a su problema el suicidio. “Le decían incluso diferentes formas de hacerlo”, dice consternada la psicóloga.
“Lo que sucede en estos casos es que quienes forman estos blogs son gente igual o peor de enferma que quienes buscan la ayuda, y lo único que pueden dar es más problemas, pues sus opiniones y soluciones van encausadas a lo que ellos como enfermos también sienten. Lo mejor siempre es acudir a un especialista”.
En este sentido, las consultas de medicamentos en la web parece que también a causado grandes conflictos, pues las personas, dice Quino Martínez, dan por hecho que es cierto lo que los sitios de internet les dicen.
“El caso de Yahoo respuestas es la prueba más clara de lo que está sucediendo. Ahí dan remedios caseros, recetan medicamentos y ni siquiera se sabe quién o quiénes nos están respondiendo, eso es de cuidado”, advierte.
Los especialistas alertan del cuidado que se debe tomar con las consultas a este tipo de sitios en internet. Las recomendaciones, coinciden en que, para los jóvenes, la supervisión es clave como método preventivo ante cualquier signo, entre los cuales puede presentarse aislamiento, cambio radical del carácter y problemas de socialización.
Asimismo, recomiendan que los adultos se involucren en el uso de las redes sociales y del mismo internet, a fin de poder enterarse qué están compartiendo en la red sus hijos.
PARA SABER
Lo básico
- Supervisión de los padres respecto a los sitios que visitan sus hijos; comunicación permanente.
- Evitar dar información de más en las redes sociales: datos personales, dirección e imágenes fotográficas; en caso de hacerlo, procurar que la información no sea visible para todos los usuarios.
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