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Los primeros humanos eran tan diferentes entre sí como los actuales

Una revisión de decenas de restos de los primeros homínidos rechaza que hubiera una tendencia lineal hacia más estatura y peso corporal

GUADALAJARA, JALISCO (29/MAR/2015).- A los humanos de hoy les gusta creerse los protagonistas del lema olímpico más rápido, más alto, más fuerte (Citius, altius, fortius). En nuestra diversidad, creemos que somos el último paso de la evolución humana, el fruto acabado del progreso. Sin embargo, una revisión de una gran cantidad de restos de los primeros homínidos muestra que ya hace casi dos millones de años, el género Homo era tan diverso como hoy. Sí, los había bajitos y rudos, pero también tan altos y fuertes como los actuales.

La idea del progreso como una sucesión de pasos hacia algo mejor, de lo más simple a lo más complejo, es una deformación de las ideas de Charles Darwin que aún tiene sus adeptos entre los científicos. Para muchos paleoantropólogos, el género Homo fue evolucionando desde especímenes más pequeños, menos bípedos y emparentados con los simiescos australopitecos hasta las formas refinadas del Homo sapiens. Lo peor es que, para muchos, fue ese refinamiento lo que permitió la expansión de los primeros humanos fuera de su paraíso original, África, al resto del planeta.

Sin embargo, una revisión de decenas de restos de aquellos primeros homínidos muestra una gran diversidad de tamaño corporal y estatura aún antes de la primera gran emigración humana. De hecho, hace entre 1.8 y 1.7 millones de años coincidieron especímenes africanos tan altos como los humanos actuales con especies de homínidos de metro y medio de altura que ya vivían en Europa.

“No podemos dar por hecho que la evolución a cuerpos más grandes y piernas más largas fue el principal motor que estuvo detrás de las primeras excursiones de nuestro género en Eurasia”, dice en una nota el investigador de la Universidad de Tubinga (Alemania) y coautor del estudio, Manuel Will. Y no se puede dar por hecho porque los restos dicen lo contrario.

Los investigadores revisaron los estudios publicados sobre restos de unos 40 ejemplares de tres especies de Homo anteriores a la nuestra, el Homo habilis, Homo rudolfensis y el Homo ergaster. Estudios anteriores han sostenido que los dos primeros eran muy parecidos a los australopitecos de hace dos millones de años en masa corporal y estatura. El ergaster, de mayor estatura, tamaño y unas proporciones en las extremidades similares a la de los humanos actuales, habría estado en condiciones de iniciar la aventura por otras tierras. Sin embargo, hallazgos como el de Dmanisi (Georgia) de un ergaster de hace 1.8 millones de años con una estatura de 1.49 centímetros puso en aprietos a los defensores del Citius, altius, fortius.

En paleoantropología el tamaño y la estatura sí importan. Unas piernas más largas, mayor proporcionalidad entre las extremidades inferiores y posteriores y ser más alto dan ventajas adaptativas. Parejo a la mejora de la dieta y la ampliación del nicho ecológico iba el desarrollo del cerebro. Pero el problema es que la mayor parte de los restos encontrados, además de su dispersión temporal y geográfica, son craneales y de una pieza dental no se puede saber lo alto que era uno. Los trozos de huesos más largos, como la cabeza del fémur, son los mejores indicadores antropométricos, pero no abundan.

Lo que hicieron los investigadores fue comparar las dimensiones de los restos catalogados de los primeros homínidos con las de una veintena de actuales pueblos primitivos. No se trata de una desviación etnocentrista, sino de que estas comunidades aún viven como se supone que lo hacían nuestros antecesores y no se han visto influidas por la reciente mejora de la especie humana fruto de los avances de la Revolución Industrial. Con ese punto de partida pudieron hacer una serie de regresiones para obtener la estatura y peso corporal medios de nuestros antepasados.

Sus resultados, publicados en Journal of Human Evolution, muestran una mayor diversidad de peso y estatura de lo que se pensaba. Además, esta variabilidad no sigue un patrón temporal o geográfico. Hubo homínidos de 1.80 metros de altura y 80 kilogramos de peso, como los encontrados en el yacimiento de Koobi Fora (Kenia), de hace 1,7 millones de años, coetáneos de otros de apenas 1.35 cm y 30 kilogramos.
“Lo que estamos viendo es quizá el inicio de una característica única de nuestra especie, los orígenes de la diversidad”, dice el antropólogo de la Universidad de Cambridge y coautor del estudio, Jay Stock.

Dudas con el método del estudio

Sin embargo, sus resultados y en especial como han llegado hasta ellos no convencen a todos. El profesor de prehistoria de la Universidad Complutense, Manuel Domínguez-Rodrigo, duda del sistema de regresión que han utilizado para llegar a las mediciones. “Hacer estimaciones del tamaño corporal a partir de huesos tiene un rango de error y por eso siempre lo hacemos con los huesos más fiables. Pero estos no son abundantes”.

Para el codirector del Instituto de la Evolución en África (IDEA) y experto en el yacimiento de Olduvai (cuyos restos están incluidos en el estudio), aplicar una regresión a partir de humanos actuales, por muy primitivos que sean, es muy aventurado. “Si nos metiéramos en una máquina del tiempo, veríamos que si han acertado ha sido por puro azar”, comenta. Otro problema es el tamaño de la muestra. A pesar de todos los especímenes revisados, se trata de un lapso temporal de al menos un millón de años. ‘Con etapas de mayor abundancia de fósiles que otras, esto debilita hacer una cronología fiable de las muestras’, añade.

A pesar de esas limitaciones, el paleoantropólogo español coincide con una de las conclusiones del trabajo: la gran diversidad de tamaños y estaturas de los primeros humanos. Lo que niega es que esta diversidad se produjera después de la salida de África. ‘Hay restos de 1,7 millones de años de homínidos de más de 1,80 cm de altura’. En Olduvai, por ejemplo, los restos ya catalogados pueden ser pequeños pero investigadores del IDEA están encontrando restos de alturas comparables a las de los humanos actuales.

‘Tenemos que admitir que en los primeros Homo hay diversidad en cuanto a tallas corporales, pero lo que no hay es una tendencia lineal. Hace dos millones de años tenemos conviviendo habilis más pequeños y erectus mucho más grandes. Y medio millón de años después siguen conviviendo’, recuerda. Y plantea un nuevo interrogante: “Con los últimos hallazgos, no se sostiene la creencia de que el erectus evoluciona del habilis clásico, el erectus viene de otra cosa”. Así que el libro de historia de los primeros humanos aún está por encontrar un final.

Con información de El País
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