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La aventura comienza en Praga

La capital de la República Checa tiene mil sorpresas por ofrecerle a quienes buscan una ciudad con un toque muy diferente a otras

GUADALAJARA, JALISCO (06/DIC/2015).- Con una enorme historia a sus espaldas y un brillante futuro por escribir, Praga es una de las capitales europeas más interesantes para los aventureros que buscan romper con la ruta de paseo tradicional por el Viejo Continente. Dueña de una cultura cálida, rincones arquitectónicos maravillosos y una robusta oferta cultural, no le pide nada a Roma, París, Atenas o Londres.

Una de las cosas que el viajero nota apenas llega a esta ciudad (capital de la República Checa) es que se disfruta especialmente a pie. A diferencia de otras urbes del Viejo Continente (y del mundo en sí), las calles no suelen estar saturadas. Esto la convierte en un destino muy atractivo para aquellos que buscan explorarla por su cuenta.

El punto perfecto para comenzar a descubrir esta ciudad (apodada “la ciudad de las 100 torres) es su caso histórico, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1992 por el excelente estado de conservación de sus monumentos y edificios. Está integrado por los barrios de Hradčany, Malá Strana, Staré Město y Nové Město.

Una gigantesca silueta domina el panorama de la ciudad: El Castillo de Praga. El enorme complejo data del siglo IX y en su interior vivieron los reyes de Bohemia, emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico y finalmente los presidentes de la República Checa.

El Castillo de Praga es el más grande del mundo, y en sí el único en su tipo, pues además del castillo propiamente en su interior se levantan iglesias, basílicas, palacios, salones, jardines y torres. Es recomendable apuntarse a una visita guiada si lo visitas por primera vez, y recorrerlo minuciosamente puede llegar a tomarte todo el día.

A disfrutar de la ciudad

Después del Castillo de Praga, uno de los símbolos más tradicionales de la ciudad es el Puente de Carlos, levantado en 1357 con la intención de facilitar el cruce de personas sobre el río Moldava.

El puente tiene una longitud de 516 metros y un ancho de 10 metros, lo que en sí ya lo convierte en una de las obras de ingeniería medieval más impresionantes y mejor conservadas, pero tiene otro extra, pues está adornado con una colección de 30 estatuas representando a los Santos Patronos de la República Checa. A las estatuas se suman tres impresionantes torres de defensa.

El Puente de Carlos es uno de los grandes atractivos turísticos de la ciudad (como lo puedes ver en la acuarela), por lo que suele contar con un gran flujo de turistas y vendedores de recuerdos.

Otro edificio impresionante es la Iglesia de Nuestra Señora de Týn (que se construyó entre los siglos XIV y XVI), levantada también en el Barrio Viejo de la ciudad. La historia de esta iglesia está íntimamente ligada a la República Checa. En 1679 le cayó un rayo que incendió parte de su estructura, por lo que se tuvo que someter a una intensa renovación, aunque lo que llama especialmente la atención sus enormes torres de estilo gótico.

En zona de nueva de la ciudad se levanta la Plaza de Wenceslao, centro de la vida comercial de la ciudad y punto de reunión para los jóvenes. A un lado podrás encontrar el Museo Nacional, donde se guardan muchos de los tesoros históricos de la república. Y es que aunque se llame “zona nueva”, esta parte de Praga también tiene mucha historia por presumir.

Uno de los edificios que más llaman la atención por su peculiar arquitectura es “La Casa Danzante”. Diseñada en estilo deconstructivista por el arquitecto Vlado Milunić con Frank Gehry, causó una gran polémica al momento de su construcción, pues su estilo está muy alejado del resto de las construcciones del primer cuadro.

Sin embargo, con el paso de los años se convirtió en un símbolo de la República Checa independiente y la pujanza de las nuevas generaciones. Eso sí, aunque fue concebido con la idea de ser un centro cultural, esto nunca se logró debido a varias trabas burocráticas, y ahora es la sede de una compañía de seguros holandesa.

¡Vamos a comer!

Si hay un platillo con el que debes probar es la sopa llamada Ceská bramborová, compuesta por zanahorias, champiñones y papa (es casi un platillo nacional). Otro platillo muy típico de Praga es el Utopenec, una salchicha macerada con especias y que representa la influencia alemana y austriaca en la mesa checa.

Si quieres otro tipo de carne puedes pedir el Goulash, un estofado muy popular en la región y que en Praga se hace con ternera, guisado y pimientos. Suele venir bien servido, y este es precisamente otro elemento muy propio de la comida de este país, pues los platos ofrecen raciones generosas, así que es poco común la comida en “tres tiempos”. El pato y el conejo también son elementos muy populares en los menús de este país.

El Centro de Europa es famoso por su producción cervecera, y Praga cuenta con excelentes ejemplos. Una de las marcas más populares es la Pilsner Urquell, que se sirve en la mayoría de los bares de la ciudad. Otra con un nombre y sabor muy popular durante varias generaciones es la Budweiser Budvar, considerada una delicia artesanal por los paladares expertos.

Sabor, cultura y aventura. Con todo lo anterior, es imposible decirle que no a salir de aventura por Praga.

A volar
Un largo viaje

El viaje de México a Praga es largo. La línea aérea Lufhansa ofrece vuelos desde los 11,600 pesos con una escala, dependiendo de la fecha de salida. La duración del traslado puede variar entre entre las 14 y 22 horas.

Hospedaje
Lo mejor para quedarte


  • Leon Hotel. Está en el Casco Antiguo de la ciudad.
Calle Ortenovo náměstí 26. La habitación cuesta 250 pesos por noche.

  •  Myo Hotel Mysterius. Rodeado de bares y restaurantes, fue recientemente reconstruido.
Calle Masna 9. La habitación cuesta 1,797 pesos por noche.

  • Hotel Mazanka. Ofrece una excelente vista panorámica de la ciudad.
Calle Masna 9, Praga. La habitación cuesta 908 pesos por noche.

Fuente: Booking.com
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