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La Alameda

A los costados de los andadores, hay camellones con bonitos jardines y enseguida, calles, donde se asoman atractivas fachadas, y unas de dos pisos con vanos verticales

GUADALAJARA, JALISCO (08/ENE/2017).- A finales de 1831, el gobernador de Zacatecas, Francisco García Salinas decidió que se construyera una alameda en la capital de su estado. Roberto Ramos Dávila comenta al respecto: “para lo cual hubiera de realizarse costosos trabajos de rebaje y relleno, para contar con una superficie plana… Santiago Villegas, quien quedó al frente del Gobierno en 1835… dispuso que continuaran los trabajos y se construyó una fuente… las bardas que lo cercaron… Francisco Gómez, Perfecto del Distrito y Presidente del Ayuntamiento de Zacatecas, quien al darse cuenta de la corta extensión del paseo, compró al Convento de la Merced un terreno localizado hacia el poniente de éste y que estaba ocupado por unas casas en muy malas condiciones, las cuales hizo arrasar y emparejar, para darle una extensión mayor… dotarlo del agua necesaria… mediante la construcción de un deposito hacia el costado noroeste, hasta donde le llegaba el líquido que provenía del cercano socavón de La Esperanza… las fuentes y el kiosco se encontraban muy deteriorados… lo que obligo a las autoridades a sustituir las primeras por otras con surtidores de fierro que se inauguraron en 1902.

En cuanto el kiosco… el día 21 de junio de 1905, dándole el nombre de Kiosco Porfirio Díaz, el cual conservó hasta 1915, en que se le cambió por el del distinguido compositor Fernando Villalpando, autor de la marcha fúnebre “González Ortega”… El año de 1940… se construyeron nuevas pilas de cantera y bancas de cantera… Entre la Alameda y el Jardín Morelos se levantó un pedestal de cantera que sirvió como monumento a la Bandera… En (1985) la estatua de Francisco García Salinas y la magnífica iluminación a base de faroles colocados en artísticos arbotantes de cantera”.  


Del museo de El Edén, fuimos a ver su discoteca, bajo un gran domo rocoso y luego subimos a un tren, la luz se fue reflejando a través de un arco, al salir vimos unos carruajes de tiro y el bizarro mural de La criba, conformado por piedras, ladrillos y piezas de fierro: poleas, círculos y una criba rectangular. Enseguida caminamos unas cuadras y un hermoso arco nos invitó al agradable espacio de La Alameda.

El arco en medio punto sobre capiteles toscanos y la clave con hojas que suben a una media copa con flores, abrazada por un frontón truncado, donde surge una almena.

Dos columnas estriadas con capiteles corintios por lado, enmarcan el arco, a ambos lados. A los costados, una barbicana con voluta y almena sobre basa. A los extremos del frontón, cuatro almenas sobre la cornisa dentada. Cruzamos el arco y fuimos apreciando los diversos follajes, caminamos plácidamente por uno de los dos andadores, divididos por un camellón con plantas, los andadores animados por pilas octagonales, con fuente de dos copas, circundada por ocho chorros desiguales, bancas por doquier.

Al centro del espacio, el alegre kiosco, de zócalo octagonal, forrado de cantera, con elaborado barandal de fierro, a base de círculos, curvas y volutas. Las columnas de similar material, redondas, altas, con capiteles jónicos y arcos escarzanos, salpicados de volutas. La cubierta en cúpula de ocho gajos, rematada con elegante adorno de esferas, que se suman con gracia para ganar altura.

A los costados de los andadores, camellones con bonitos jardines y enseguida, calles, donde se asoman atractivas fachadas, unas de dos pisos con vanos verticales, algunas con balcones y pocas con jardín.

Llegamos al extremo oeste, que nos mostró una glorieta con una alta palmera envuelta por una enredadera. A nuestro regreso acaban de afinar sus instrumentos, un grupo en el kiosco y ocupamos unas sillas para escuchar profundas canciones  latinoamericanas. Posteriormente apreciamos la estatua de Francisco García Salinas, Tata Pachito, de pie y con vestimenta catrina, “Fue iniciador de lo que hoy es Universidad de Zacatecas. Precursor y defensor del liberalismo, combatió con energía a Santana”. Al otro lado de la calle miramos un señorial arco, era el Jardín Morelos.

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