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Hay hitos que ya no caben
La pérdida de 'La puerta de Zapopan', de González Gortázar, es para algunos un despojo de su identidad
Fue provechoso al cumplir su principal misión de ayudar a llegar a Plaza Patria o viceversa —sobre todo en sus primeros años, cuando aún no le llegaba la decadencia en forma de graffiti, malos olores e inseguridad que ahuyentaban a los transeúntes— y útil al dividir los dos municipios, luciendo orgulloso con letras doradas el nombre de Zapopan. Su cuerpo vestido de un impecable blanco y gris recibía a todos los visitantes y residentes. Siendo puente pero también referente, de esos que dan identidad a los barrios, a las ciudades.
La Puerta de Zapopan, puente peatonal que construyó el arquitecto Fernando González Gortázar en 1984, fue retirado de Ávila Camacho y Avenida Patria por la construcción de la Línea 3 del Tren Ligero. La situación no significa la pérdida de un simple viaducto que promete ser reubicado en algún punto no determinado en alguna fecha que quién sabe cuándo llegará; sino de un ícono que formó parte de la vida cotidiana de habitantes de barrios aledaños como Lagos del Country, Colinas de Atemajac o cercanos, como “La Consti”, quienes al observarlo —aunque fuera de lejos— sabían que estaban por llegar a casa.
También fue escenario de momentos importantes para familias, parejas, amigos y hasta para los peregrinos que lo usaban para descansar cada 12 de octubre cuando iban a visitar a la Virgen de Zapopan. Los elementos arquitectónicos que caracterizan a González Gortázar, como la fuente o la relación con la naturaleza, hacían que el pasar de un lado a otro se volviera especial y provocara experiencias espaciales en los usuarios, muchos de los cuales se detenían a mirar un atardecer o los carros pasar, justo donde ahora habrá un tren.
Identidad de las ciudades
El arquitecto Benancio Ordoño Reynoso señala que el puente peatonal que fue retirado el pasado 7 de agosto fue más que una estructura que cumple con la función acercar dos puntos o extremos, sino que era una puerta en el borde, en un límite natural y político entre Guadalajara y Zapopan. “Entonces este elemento es un hito, era puente, puerta y monumento que permite reconocer esta parte de la ciudad”.
Recuerda que en los años setenta hubo un tratado muy importante del arquitecto y urbanista Kevin Lynch, quien sentó un precedente para la concepción de las ciudades con la obra llamada “Imagen de ciudad”, consistente en un estudio realizado en tres ciudades estadounidenses, en el que el especialista tomó en cuenta la opinión y la experiencia de los visitantes para buscar cuáles eran los elementos memorables que el habitante o visitante encontraba y que le permitían formarse esa imagen, identificarse, leer la ciudad. “Habla de cinco clases de elementos: vías o sendas, bordes, barrios o distritos, nodos de actividad y los hitos urbanos, estas edificaciones como es el caso de este puente”.
Ordoño Reynoso destaca que estos hitos pueden ser edificios, esculturas, una fuente... y llegan a ser tan importantes que los visitantes reconocen a la ciudad por ellos. “¿Por qué elemento identificamos a Guadalajara? Cuando vemos el perfil de las dos torres de la Catedral inmediatamente conectamos ese elemento representativo. Lo mismo pasa con un barrio o un sector”.
Para el especialista, la pérdida de estos elementos hace que se olvide ese sentido de identidad y se deje de reconocer un barrio o distrito. Lo que afecta a una ciudad. “En el caso de este puente, que dicen que lo van a reubicar en otro sitio, habría que encontrar una avenida donde también pueda seguir de puerta, y siga siendo paso, y quizá a la larga identifique a otra parte, aunque es difícil este tipo de trasplantes”.
Pone como ejemplo a la Torre Eiffel, uno de los más grandes hitos mundiales y por el cual muchas personas identifican a París y sin la cual dejaría de ser un referente o hasta el puente que estaba en La Normal —que fue quitado también por las obras del Tren Ligero— que era otra puerta, pero para llegar a Guadalajara. “Es una pérdida irreparable, las nuevas generaciones tal vez no lo notarán, pero los que vivimos en la ciudad sí lo echamos de menos, sentimos la pérdida”.
Considera lamentable que otras ciudades se hayan esforzado por incluir arte urbano, sobre todo en tendencias que hablan de la recuperación del espacio público, de ganar la calle para el peatón, volver a ver a las plazas. “En Guadalajara se estaba haciendo, pero estas obras han venido a interrumpir el proceso. Se llevan a cabo en ciudades programas para tener más áreas verdes, abatir los efectos del cambio climático y aquí talamos”.
Lo más importante de los hitos, destaca el arquitecto, es que de alguna manera la gente y los habitantes se deben apropiar de ellos, sentirlos suyos.
¿Qué pasaría si estos elementos empiezan a desaparecer de la ciudad? Pues habría lugares indiferenciados, como las localidades norteamericanas que están trazadas en una cuadrícula. “Pero ¿qué nos da identidad? Pues si leemos las famosas Ordenanzas de Felipe II cómo se habla de tener plazas, fuentes, alamedas, cómo se trazaba la ciudad a partir de una plaza mayor. Eso refuerza ese sentido de pertenencia”.
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