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Guadalajara en un llano
Días Santos, conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Jesús
GUADALAJARA, JALISCO (24/MAR/2016).- “Cristo murió por nosotros, siendo muerto en la carne pero vivificado en espíritu”
** Dentro de nuestras creencias y costumbres, la Semana Santa es una época que invita a la reflexión y comprensión por el ejemplo, amor, y sufrimiento de la Pasión de Cristo, que culmina con la alegría del Domingo de Resurrección.
Las celebraciones en la mayoría de las comunidades cristianas, recuerdan con el Jueves Santo la visita a los siete templos. Se acostumbra para dedicar unos momentos de adoración y agradecimiento en los monumentos. Es revivir el sabor de provincia con nuestras tradiciones y cultura.
El Jueves Santo que significa la conmemoración de La Última Cena, nos invita a profundizar en comunión con él.
El Lavatorio de pies, es testimonio de humildad y amor... no reside en el poder sino en la capacidad de servir al prójimo. La Oración en el Huerto, es la oración de agonía en Getsemaní; este pasaje nos invita a reflexión sobre la obediencia de Jesús ante Dios Padre y su confianza en ÉL a pesar de sus angustias.
En las catedrales de cada diócesis, en la mañana de este día, el obispo reúne a los sacerdotes en torno al altar y en una misa solemne se consagran los Óleos que se usan en los Sacramentos del Bautismo, la Confirmación, Orden Sacerdotal y Unción de los Enfermos.
El Viernes Santo se conmemora el día en que Jesús muere en la cruz para salvarnos del pecado y tener derecho a la vida eterna. En los oficios se lee el relato completo de la Pasión de Cristo según San Juan, además de esta liturgia, se acostumbra rezar en familia el Vía Crucis siguiendo los pasos de Jesús camino a su muerte. Es día de abstinencia y ayuno, de recogimiento y oración como signo exterior de nuestra participación en su sacrificio.
El Sábado Santo es un día de luto y silencio, recordando los dolores de la Virgen; Jesús yace en su tumba, su cuerpo descansa en el sepulcro en espera vigilante de la Resurrección.
Antes de la media noche se enciende un fuego para el cirio de la misa pascual del Domingo de Gloria, sacerdotes y ministros se visten de blanco, con alegría se anuncia la Resurrección del Hijo de Dios.
No hace muchos años se tenía otro concepto de la conmemoración y devoción de esos días sacros, días de guardar. Aunque han desaparecido aquellas costumbres de antaño, en estos tiempos continúa la devoción popular por los días santos, de recogimiento por la muerte del Redentor.
Contemplar esa pasión valora el precio de nuestra redención.
** Dentro de nuestras creencias y costumbres, la Semana Santa es una época que invita a la reflexión y comprensión por el ejemplo, amor, y sufrimiento de la Pasión de Cristo, que culmina con la alegría del Domingo de Resurrección.
Las celebraciones en la mayoría de las comunidades cristianas, recuerdan con el Jueves Santo la visita a los siete templos. Se acostumbra para dedicar unos momentos de adoración y agradecimiento en los monumentos. Es revivir el sabor de provincia con nuestras tradiciones y cultura.
El Jueves Santo que significa la conmemoración de La Última Cena, nos invita a profundizar en comunión con él.
El Lavatorio de pies, es testimonio de humildad y amor... no reside en el poder sino en la capacidad de servir al prójimo. La Oración en el Huerto, es la oración de agonía en Getsemaní; este pasaje nos invita a reflexión sobre la obediencia de Jesús ante Dios Padre y su confianza en ÉL a pesar de sus angustias.
En las catedrales de cada diócesis, en la mañana de este día, el obispo reúne a los sacerdotes en torno al altar y en una misa solemne se consagran los Óleos que se usan en los Sacramentos del Bautismo, la Confirmación, Orden Sacerdotal y Unción de los Enfermos.
El Viernes Santo se conmemora el día en que Jesús muere en la cruz para salvarnos del pecado y tener derecho a la vida eterna. En los oficios se lee el relato completo de la Pasión de Cristo según San Juan, además de esta liturgia, se acostumbra rezar en familia el Vía Crucis siguiendo los pasos de Jesús camino a su muerte. Es día de abstinencia y ayuno, de recogimiento y oración como signo exterior de nuestra participación en su sacrificio.
El Sábado Santo es un día de luto y silencio, recordando los dolores de la Virgen; Jesús yace en su tumba, su cuerpo descansa en el sepulcro en espera vigilante de la Resurrección.
Antes de la media noche se enciende un fuego para el cirio de la misa pascual del Domingo de Gloria, sacerdotes y ministros se visten de blanco, con alegría se anuncia la Resurrección del Hijo de Dios.
No hace muchos años se tenía otro concepto de la conmemoración y devoción de esos días sacros, días de guardar. Aunque han desaparecido aquellas costumbres de antaño, en estos tiempos continúa la devoción popular por los días santos, de recogimiento por la muerte del Redentor.
Contemplar esa pasión valora el precio de nuestra redención.
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