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Fatiga Crónica

Los Tastoanes de San Juan de Ocotán (I)

GUADALAJARA, JALISCO (30/JUL/2011).- La noche del domingo 24 de julio comienza, digamos de manera oficial, la Fiesta de los Tastoanes en San Juan de Ocotán. Es lo que denominan “La víspera”. Aunque antes ha habido ya muchos días de fiesta, de reuniones, de preparativos. De hecho los hay todo el año: aquí, como en algunas otras comunidades, el 25 de julio se celebra al santo Santiago, pero en Ocotán no sólo lo hacen en julio, sino cada mes, todos los días 25.

Pero hoy es ya el mero día del Santo Santiago, ha caído en lunes y eso no aminora las ganas de echar cohetes: desde anoche hubo, y hoy muy temprano han comenzado a sonar, uno tras otro sin descanso. Y cuando uno llega a San Juan de Ocotán, guiarse por donde están aventando los cohetes es una buena pista para encontrar a la banda que va llevando Las Mañanitas a la casa de cada uno de los que este año han sido seleccionados para representar las siguientes fiestas. Sí, apenas comienza la de este año y ya hay un equipo que aún sin terminar la fiesta, toma la estafeta para la del año entrante. Y ahí están, caminando por todo el pueblo, de casa en casa, con la banda tras de ellos. Son las siete y media de la mañana, no son muchos aún, quizá unos 50, entre los que hay varios niños vestidos de Tastoanes. Dos de estos integrantes cargan cada uno grandes paquetes de cohetes que a lo largo de la mañana irán prendiendo. Y por la tarde, y luego el martes y el miércoles. Parecen no parar. Uno de ellos me comenta que sí, que la gente de Valle Real, colonia vecina, intentó de muchas maneras hace años acabar con la cohetería de las distintas fiestas de San Juan de Ocotán. “Pero no pudieron y no podrán: además ellos llegaron después que nosotros, nuestro pueblo tiene 400 años, ellos hace poco que se pusieron”, me dice Miguel y después saca su botella de tequila para ofrecerme un caballito al que no me le puedo negar, pues sé que no es bien visto. Nunca había tomado tequila tan temprano, le digo. Y él me dice que ellos desde las seis de la mañana están tomando. Lo bueno es que a las nueve de la mañana es hora de “ir a mover quijada”, como dice Manuel. El lugar espera ya a los dos contingentes: los que van con la banda casa por casa y la comitiva de los Tastoanes elegidos y las autoridades.

El lugar: en el que se desayunará, comerá y cenará los días de la fiesta. Ahí están ya los cazos con el menudo y los jarros con el café. Cientos de kilos y cientos de litros. Y las cocineras que no paran de servir los platos, de llevarlos a las mesas, de acercar las tortillas y, en fin, de no dejar a nadie sin su desayuno. Hoy quizá no han sido más de 500 los que han almorzado. Pero cada día la cifra crecerá y crecerá.

Todavía no son las 10 y ya con el estómago lleno salen de nuevo los dos contingentes. Mi guía, y quien me explica a detalle lo que ocurre, Gabriel Mateos, me lleva –con el contingente guiado por la banda– a la casa de uno más de los casi 40 a los que llevarán mañanitas durante casi todo el día. A la casa no todos entran; nosotros ahora lo hacemos, sólo para testificar lo que ahí ocurre: tanto quien recibe, como quien llega, ha de sacar la botella para ofrecer tequila. Y, nuevamente, hay que aceptarlo e ingerirlo, porque no es bien visto negarse.

El de la casa saca cervezas, saca tequila, e incluso frutas diversas, para dárselas  a los visitantes. El encuentro no dura más de 10 o 15 minutos. Y a la que sigue. Mientras, en la plaza principal ya comenzó la “Medición”. Y vamos hacia allá... (Continuará)
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