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Explorando el mundo
Los que no se divierten
Si ya de por sí sabemos que para conocer de verdad a alguien, basta viajar con él, para darnos cuenta de su auténtica manera de ser. Con mayor razón hay que considerar su capacidad de divertirse y apreciar lo que se vive en los viajes.
He conocido personas que desde que salen de su casa, se están quejando de todo y reclaman multitud de cosas que suceden, además le pondrán pretextos a las incomodidades del viaje y sobre todo a los imprevistos. Con gente así, de plano no se puede viajar.
Hay personas muy aceleradas que se la pasan correteándote, todo quieren que hagas rápido, desde bañarse hasta que comas pronto. Como si el aprovechar el tiempo fuera la consigna. Y claro, por el otro lado, se encuentran los que son tortugas, que todo hacen lento y ni siquiera les preocupa perder el tiempo en tonterías. Son el otro extremo.
Al menos he sabido de gente que no disfruta ni de una ni de otra manera de ser, el término medio debe ser la más equilibrada de todas. Sabemos que es garantía de que van a disfrutar las cosas como vienen y no harán del tiempo un problema en el viaje.
Las personas divertidas no son sólo las que hacen bromas o ríen todo el tiempo, pero sí las que tienen buen humor, las que le ven lo positivo a lo que sucede, las que respetan y no están ni encima del otro, ni viven encerrados en su egoísmo. Simplemente son personas que saben fluir en armonía con los demás.
Viajar con gente así es una delicia, porque puede resultar una bonita experiencia. O por lo contrario puede acabar en un desastre, por el simple hecho de tener que aguantar a los aguafiestas que no saben gozar de la vida.
Sí es importante saber seleccionar a los convidados, especialmente a los viajes que más te interesan. La gente divertida, hará que tu viaje sea un éxito.
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