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Explorando el mundo
Intercambios escolares
A pesar de que sean pocos los que gocen de esta oportunidad, es muy valioso que se puedan conocer las costumbres y el estilo de vida, a base de seguir la rutina escolar de otros lugares.
Además de todo, el experimentar estar fuera de casa y tener que adaptarse a otras maneras de vivir, es ya de por sí una gran escuela.
Resulta que nos ocupamos demasiado por enseñarles las ciencias y una cultura general lo suficientemente amplia, como para salir de la ignorancia, pero no los ayudamos a formar su carácter y personalidad. Y para ello es fundamental motivar su capacidad adaptativa y sobre todo a superar el miedo.
El simple hecho de separarse del hogar y superar todas la emociones y sentimientos que esto implica, es ya un gran paso formativo, y esto sólo se logra si viajan a otro lugar. La sensación de abandono, de extrañar a los seres queridos, a los amigos y hasta los alimentos cotidianos, es uno de los retos más difíciles de superar.
Aprender un nuevo idioma, estar con personas extrañas y diferentes, a veces hasta climas extremos, obliga a un proceso adaptativo que ayudará en la vida a saber que no le debemos temer a los cambios y que finalmente somos capaces de adaptarnos positivamente a ellos.
Sobre todo el aprender a encontrarse a sí mismo, a ser responsables con su propio tiempo y acciones, a lograr reconocer el valor de todo cuanto se tiene y a saber vivir la autonomía. Todos son grandes valores que se aprenden fácilmente cuando se viaja a estudiar a otro país.
Además sensibiliza a nuestros hijos, sobre el valor de otras culturas y a respetarlas.
Si tienes la oportunidad de hacer algún intercambio, aprovéchalo.
Vivir en otro país, enseña mucho.
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