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Rinconcitos de amor
El estilo de vida actual, de muchas parejas, raya en el descuido, es decir en un abandono cotidiano, que va deteriorando lo más elemental del matrimonio, La intimida, la convivencia exclusiva para los dos y la comunicación. Mucho del encanto del noviazgo, desaparece con el tiempo ante las exigencias de la vida diaria. En otras palabras, se comienza a vivir con vidas paralelas, en donde cada quien hace lo suyo, sin que se comparta mucho de lo que se hace y tan sólo se llega a cohabitar en el mismo techo.
Este drama actual, lleva a que muchas parejas se sientan abandonadas, desatendidas y hasta no amadas. Y es que el pretexto de “no tengo tiempo” o “ya no tenemos mucho en común”, porque cada quien tiene actividades diferentes, sí genera un distanciamiento real.
Entendiendo este problema, entonces es mucho más fácil comprender que las parejas necesitan darse un tiempo, periódicamente, para reparar las ausencias y descuidos cotidianos, con un especial y esmerado empeño por atenderse mutuamente.
Para empezar hay muchas personas que necesitan descansar y dormir mucho. Entonces resulta muy razonable distanciarse del hogar y de sus exigentes tareas. Para no tener ninguna obligación, más que relajarse. Nada de trabajo, preocupaciones y celulares. Se trata de verdad concentrarse en pasar un rato pleno dedicado a los dos. Sea dormir, comer rico o hacer el amor, lo importante es revivir el encanto de la intimidad y volver a encender la llama del cariño y el afecto para mantener vivo y unido el matrimonio.
Para eso hay hoteles boutique, que han nacido en viejas casonas o haciendas y se han quedado enclavadas en el tiempo, entre viejos eucaliptos y frondosos pirules. Hay encantadores lugares en remotos parajes boscosos o a orillas de un lago. Pero todos son un verdadero recinto para pasársela bien, aunque sea por una noche. Vale la pena hacerlo.
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