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Explorando el mundo
Cuando los abuelos invitan
Desde luego, los que tienen más dinero inventan viajes muy sofisticados como a Alaska o al Mediterráneo. En cambio, los de menor presupuesto pueden invitar a la playa o simplemente a su pueblo de origen, pero en definitiva desean llevar a sus adorados nietos a un lugar con tal de convivir placenteramente con ellos.
Ya se sabe que los nietos ven en sus abuelos a unas figuras muy especiales y con una admiración particular. Algunos señalan, que es debido a que ya no se tiene la responsabilidad de educarlos, sino sólo de consentirlos. Lo cual puede ser, sin duda, una gran verdad. También se piensa que en la tercera edad, lo pequeños le inyectan nuevas ilusiones y un sentido más positivo de la vida, en medio de muchos momentos que van en franca decadencia. Lo que también suena lógico y cierto.
Lo importante es que surja esa necesidad de convivencia y que se haga un plan para que se realice de una u otra manera. Si los abuelos quieren, pues que se haga todo lo necesario para que no se quede en buenas intenciones.
Francamente el lugar no importa, lo que si es indispensable es hacer que el viaje sea interesante para los pequeños o los jóvenes, según sea el caso. Pues de lo contrario, podría resultar en un viaje destinado al fracaso, porque el aburrimiento y el enfado pueden atrapar a todos.
También hay que considerar en no excluir a nadie, porque los sentimientos pueden convertirse en una fuente de irritabilidad y mal ambiente. Así que nada de que a unos nietos si y a otros no. Lo mejor es incluir a todos, y que sean ellos los que se excluyan, pero que no lo hagan los abuelos. Y esto incluye a los hijos o a las nueras y yernos.
Felicidades a los abuelos que ya lo han hecho y los que no, ya es tiempo de pensarlo en serio.
Hasta la próxima
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