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Viajar con los hijos

Hace algunos días me topé con una asociación que promueve los viajes padres e hijos. El propósito de su agrupación es fomentar, que tanto los papas como las mamas, se den la oportunidad de hacer algún viaje con uno de sus hijos. Uno por uno, para que todo el tiempo sea una plena y absoluta dedicación mutua.

La filosofía de estos motivados padres de familia, descansa en la tendencia a que se viaje para hacer o conocer multitud de cosas y lugares, pero no para convivir con uno de los seres más importantes, los hijos. Es cierto que existen viajes familiares, en donde todos comparten una misma experiencia, pero no es lo mismo cuando se hace todo el trayecto con sólo uno de ellos.

La exclusividad y entrega completa a uno de los hijos, se puede convertir en una de las experiencias más bonitas de la vida. Simplemente porque es cuando más conoces y disfrutas a tu hijo y viceversa.

 Si ya de por sí en los viajes se conocen las realidades de las personas, debido a que al estar juntos durante tanto tiempo, las verdades de cada quien surgen de una u otra manera para revelar lo que realmente uno es.

Es decir, ya no hay manera de ocultar los propios hábitos, los defectos y también las cualidades . Como de igual manera, se manifiesta lo que a uno le gusta o disgusta le interesa o de plano no importa para nada. Lo que suele ser más evidente son los buenos o malos hábitos, desde la manera de asearse hasta la forma de dormir y lo desordenado con las maletas.

En fin, al viajar con un hijo se acaba por conocer la realidad de el. Y se tienen multitud de oportunidades para comprobar la forma de ser y reaccionar ante las diversas situaciones del viaje. Y lo que es mucho más importante, es la gran ocasión de charlar y establecer una muy buena comunicación sobre los mas variados temas. Crece la confianza y se incrementa la unidad entre ambos.

Desde luego vale la pena darse la oportunidad de hacerlo.
¿No crees?
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