Suplementos
Explorando el mundo
Turismo y ecología
Cada vez serán mayores las exigencias del mundo actual, para cuidar
nuestro planeta. En la medida en que seamos capaces de preservar el medio
ambiente y hacer la infraestructura necesaria para evitar la contaminación, tendremos más posibilidades de estar entre los países más atractivos para el turismo.
Queremos playas sin basura, costas sin desechos tóxicos y sin drenajes.
Ambientes donde el aire sea puro y sin contaminación visual. Bosques
naturales con su flora y fauna nativa. Ríos y lagos que conserven su
encanto original.
¿Será mucho pedir a nuestras autoridades que tomen con seriedad el cuidado
del medioambiente y se otorguen más facultades a los departamentos y
secretarías de turismo para que cuiden el entorno, ahora también pensando
en el gran patrimonio turístico que tenemos?
No es suficiente la visión que proporcionan otras instancias estatales
para cuidar la ecología, necesitamos de la perspectiva que tiene el
turismo. Para no echar a perder las playas y los lugares más bonitos de
nuestro país, dejando que se construyan adefesios de hoteles, que en vez
de enriquecer el lugar, vienen a poner plastas de cemento con
arquitecturas hostiles a la armonía del hábitat.
La belleza de nuestros paisajes no se debe de echar a perder dejándolo en manos de inversionistas ambiciosos y destructivos. Tenemos que ponerles un
alto y exigirles que para operar un centro turístico, cumplan con los lineamientos ecológicos más sofisticados que existen. Y si es una tarea
que ya vigilan diversas instituciones, no está de más que ahora también
la Secretaría de Turismo tome cartas en el asunto y se suba al proyecto
medioambientalista y cuide los intereses de este sector.
La verdad es que muchos lugares de nuestras costas eran unos simples
terrenos baldíos, sin chiste y sin atractivo alguno, pero un buen
desarrollador ha hecho maravillas, convirtiéndolo en un lugar exquisito;
pero también puede suceder al revés, que lugares espléndidos puedan
echarse a perder y convertirse en espantosos espacios por hacer tonterías
que nunca se deberían haber hecho.
Tenemos un país bellísimo, hagamos las cosas bien y amarremos los
intereses del turismo al cuidado urgente del medio ambiente.
Es una tarea inaplazable y es una gran inversión en el presente y para el
futuro.
nuestro planeta. En la medida en que seamos capaces de preservar el medio
ambiente y hacer la infraestructura necesaria para evitar la contaminación, tendremos más posibilidades de estar entre los países más atractivos para el turismo.
Queremos playas sin basura, costas sin desechos tóxicos y sin drenajes.
Ambientes donde el aire sea puro y sin contaminación visual. Bosques
naturales con su flora y fauna nativa. Ríos y lagos que conserven su
encanto original.
¿Será mucho pedir a nuestras autoridades que tomen con seriedad el cuidado
del medioambiente y se otorguen más facultades a los departamentos y
secretarías de turismo para que cuiden el entorno, ahora también pensando
en el gran patrimonio turístico que tenemos?
No es suficiente la visión que proporcionan otras instancias estatales
para cuidar la ecología, necesitamos de la perspectiva que tiene el
turismo. Para no echar a perder las playas y los lugares más bonitos de
nuestro país, dejando que se construyan adefesios de hoteles, que en vez
de enriquecer el lugar, vienen a poner plastas de cemento con
arquitecturas hostiles a la armonía del hábitat.
La belleza de nuestros paisajes no se debe de echar a perder dejándolo en manos de inversionistas ambiciosos y destructivos. Tenemos que ponerles un
alto y exigirles que para operar un centro turístico, cumplan con los lineamientos ecológicos más sofisticados que existen. Y si es una tarea
que ya vigilan diversas instituciones, no está de más que ahora también
la Secretaría de Turismo tome cartas en el asunto y se suba al proyecto
medioambientalista y cuide los intereses de este sector.
La verdad es que muchos lugares de nuestras costas eran unos simples
terrenos baldíos, sin chiste y sin atractivo alguno, pero un buen
desarrollador ha hecho maravillas, convirtiéndolo en un lugar exquisito;
pero también puede suceder al revés, que lugares espléndidos puedan
echarse a perder y convertirse en espantosos espacios por hacer tonterías
que nunca se deberían haber hecho.
Tenemos un país bellísimo, hagamos las cosas bien y amarremos los
intereses del turismo al cuidado urgente del medio ambiente.
Es una tarea inaplazable y es una gran inversión en el presente y para el
futuro.
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