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Estar despiertos y muy alertas
Mientras más desconozcamos de nuestro mundo, más fácilmente estaremos sujetos a engaños o manipulación
Este tipo de desconocimiento provoca también que nuestra capacidad de discernimiento, entre lo que es bueno o no --y aún más, entre lo que viene de Dios o de nuestros enemigos mundo, demonio y carne--, se vez reducida sensiblemente y hasta nulificada, aun habiendo recibido el don divino respectivo.
Esto lo traemos a colación, en relación al mensaje del Evangelio que la Iglesia nos propone para este domingo, que nos habla de la cizaña sembrada entre el trigo “mientras los trabajadores dormían”.
Y es que, como cristianos, no estamos exentos de que los enemigos siembren la cizaña en nuestra persona y en nuestra vida; al contrario, somos los más expuestos, pues éstos están empeñados sin descanso en hacernos declinar de nuestras con vicciones; mas lo estaremos siempre y cuando seamos auténticos cristianos, porque para los que no lo son, los enemigos no la necesitan, pues ya han sido infestados. Desde luego, tampoco estamos exentos de que nosotros mismos, ya sea consciente o inconscientemente, voluntaria o involuntariamente, la sembremos en las personas y vidas de otros.
La cizaña que más nos puede perjudicar, sobre todo en nuestra vida de fe y de buenos cristianos y ciudadanos, es aquella que nos es sembrada de manera sutil, disimulada, engañosa, manipuladora, sin que nos demos cuenta o no la distingamos, para que poder reaccionar y evitarla.
Y hoy por hoy abundan en nuestro medio simuladores, engañadores, mannipuladores sumamente astutos, especialmente aquellos que le hacen de comparsa a Satanás, o hasta son consciente y voluntariamente sus agentes o secuaces.
Hombres y mujeres quienes por conseguir abonar a sus propios intereses --ya sean económicos, políticos, de fama o poder y especialmente religiosos-- siembran cizaña para lograrlo. Es decir, siembras dudas, engaños y manipulación aprovechándose, insistimos, de la ignorancia, la ingenuidad, las ambiciones, las ataduras y adicciones, todo ello por falta de discernimiento, y logran “sacar raja” sin importarles cómo y qué tanto perjudican a aquellos que logran envolver con sus estrategias, mañas o acciones malvadas.
De los primeros podemos ejemplificar con algunos medios de comunicación que magnifican, exageran o hasta tergiversan eventos, hechos o acontecimientos y los utilizan para dar noticias no sólo “amarillistas”, sino con doble intención, buscando lograr mayor audiencia; aunque en otras ocasiones obedecen a toda una estratagema en la que subyace el exacerbar, precisamente capitalizando el desconocimiento de muchos de sus lectores, escuchas o televidentes, su ánimo, esperando respuestas que --tal vez no directos ni inmediatos-- les traigan jugosos beneficios.
Tenemos por caso la obtención del campeonato mundial de futbol sub 17 por parte del equipo mexicano, a cuyos integrantes no bajan de héroes nacionales, de ejemplo a seguir, casi, casi como semidioses a los que hay que rendir honor y “pleitesía” --algún comentarista tuvo la osadía de decir que “México los adoraba”, cuando se adora sólo a Dios--; así, siembran cizaña en los valores de nuestro pueblo.
Sabemos cómo la mayoría de partidos políticos, con tal de obtener adeptos y votos, jusfican su fin con los medios, sean éstos los que sean, y manipulan información; engañan a sus seguidores con promesas que luego no cumplen, se las dan de honestos e incorruptos, y ya en la realidad propician la más indigna y nefasta corrupción, sembrando así la cizaña de irresponsabilidad.
Un capítulo aparte merecen las sectas religiosas que también suele realizar estas prácticas, por estar de por medio nada menos que la salvación de las personas, y muchas, con tal de ganar correligionarios, son capaces hasta de modificar los principios de la fe y textos de la Sagrada Escritura.
Por otro lado, los cristianos auténticos y convencidos, pero con carencias de formación en la doctrina, están expuestos a ser actores en situaciones de engaño y manipulación y propiciar la cizaña.
Las calumnias, difamaciones, deshonestidades, falta de honradez, toda actitud y acción que no esté motivada por el verdadero amor que es aquel con que nos amó nestro Maestro, Salvador y Señor Jesús, estarán destinadas a sembrar cizaña. Y aunque Jesús enseña a todos a no precipitarse y cortarla a destiempo, sin duda ésta causa mucho daño y suscita muchas pasiones en
objetivo final quienes son víctimas de ello; con eso se da pie a que los enemigos logren su objetivo final de alejarlos de Dios, y traicionar a Dios y sus convicciones y, lo que es peor, rechazar y ponerse en contra de Dios.
Por ello Jesús nos advierte constantemente que estemos despiertos, alertas, para no ser sembradores de cizaña y para evitar que nuestros enemigos la siembren en nuestra vida, especialmente la vida espiritual.
Francisco Javier Cruz Luna
cruzlfcoj@yahoo.com.mx
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