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Esperpento
El más reciente filme de David Cronenberg es protagonizado por Robert Pattinson
Una buena parte del trayecto, el protagonista permanece en su limusina que es como un espacio fantástico, una burbuja que lo aísla y lo protege del mundo. No se escuchan los sonidos del exterior y prevalece la luz artificial de pantallas y distintos adminículos electrónicos, incluso tiene un retrete. Ahí se polemiza sobre los mercados, el tiempo, la riqueza, el sexo, el arte. Hay un torrente de proposiciones sugestivas; “El fenómeno de la reputación es una cosa delicada. Una persona sube por una palabra, y cae por una sílaba” suelta el magnate; “¿Qué significa gastar dinero?” pregunta la consultora de arte, en otro momento; “El presente es difícil de encontrar” o “Una idea es tiempo. Vivir en el futuro” dice la directora de teoría de la firma, en su intervención. Es en la seguridad de ese entorno que el personaje resiste el ataque de una turba que protesta en las calles contra el capitalismo, o tiene relaciones sexuales con una mujer 20 años mayor, o realiza su obsesivo chequeo médico diario, que ese día da un enigmático diagnóstico: tiene la próstata asimétrica. Esto último es una de las escenas más insólitas, y cómicamente perversas, pues el médico le realiza el tacto rectal mientras él habla cara a cara sobre las probabilidades de una caída del valor del yuan con la jefa de finanzas de su compañía. Al mismo tiempo, la peculiar irregularidad hallada en su organismo se vuelve el símbolo de un fenómeno que lo impacta porque no puede entenderlo mediante los algoritmos que, hasta ahora, le facilitaron manejar la realidad en la que vive.
Varios episodios más tarde, el protagonista abandona la limusina y se encamina a la confrontación final, que tiene por objetivo confundir a cualquier espectador. También deja la sensación de que el realizador de la película se quiso pasar de listo.
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