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Enamoramiento y erotismo en la pareja
La continua sucesión de emociones confunde, produce turbación e inquietud, que se acompañan de angustia, deseo y felicidad
El amor es una de las necesidades fundamentales del hombre.
Al igual que cualquier otro momento significativo de la vida, el amor nace como deseo inconsciente, que lentamente se abre camino, preparando y predisponiendo interiormente a la persona.
Para poder llegar a una relación amorosa es necesario que se complete ese proceso de maduración personal que conduce a la separación. Sólo entonces se habrá alcanzado una identidad para permitir la identificación con el otro, siendo conscientes de los propios límites.
¿Por qué el enamoramiento se transforma en amor?
El enamoramiento tiene como fin natural su transformación en amor. El paso del enamoramiento al amor constituye un delicado momento que contempla a la nueva pareja en el marco de la realidad, en la que la intensidad de las emociones se diluye y se enfría, aunque se hace también más profunda: lo extraordinario se convierte en rutina, adquiriendo sin embargo en la normalidad un sabor más auténtico, ya que transforma lo provisional en un proyecto de vida en común, seguramente no tan lleno de emociones desconcertantes, pero con mayores garantías de estabilidad y duración.
La intimidad y su origen
Hasta hace unos años el concepto de intimidad se hallaba íntimamente ligado a la sexualidad y al carácter corporal del amor. Sin embargo, el concepto actual amplía sus límites, reconociendo también a tal respecto una expresividad afectiva, intelectual y espiritual.
Las raíces de la intimidad son profundas. Un niño que ha podido establecer, desde su más tierna experiencia, una relación afectiva satisfactoria, sabrá cuando sea adulto mantener relaciones libres y creativas con otra persona en la intimidad. Si, por el contrario, en el su desarrollo, el individuo se ha encontrado a la hora de comunicar sus necesidades con una respuesta malsonante, aunque sólo sea por malentendidos afectivos, se verá obligado a defenderse, privándose así de la posibilidad de un intercambio afectivo privilegiado.
El erotismo
En el encuentro sexual desempeña un importante papel el componente erótico, que en el hombre se despliega con mayor intensidad en el terreno de lo sensorial, mientras que en la mujer requiere con mayor frecuencia un reclamo adicional, nunca totalmente desvinculado del registro sentimental.
Siempre se ha dicho que en el caso del hombre, la imagen de una mujer desnuda puede ser suficiente para despertar sus deseos y excitarle, mientras que una mujer puede apasionarse más en situaciones en las que exista una mayor implicación emocional.
Distintos son los sueños y las fantasías que producen la excitación erótica del hombre y de la mujer, del mismo modo que es distinto el comportamiento durante la experiencia sexual, ya que el interés del hombre se centra en el carácter físico del acto, mientras que el de la mujer no puede prescindir de la necesidad de ternura, que se prolonga y perdura una vez satisfecho el impulso sexual.
La mujer juega y dirige su seducción para enamorar, no se conforma con el acto sexual, sino que pretende dejar una huella permanente que perdure no sólo como recuerdo sino también como deseo que se renueve continuamente. La mujer, en su seducción, recurre al perfume, a la crema, elige con cuidado la ropa, el peinado y el maquillaje que más le favorecen y extiende estos cuidados también a su casa, a los objetos que la decoran y a las flores que la adornan.
El hombre, por el contrario, no suele dedicar tanta atención a preparar el encuentro y la invitación, no confiere en general importancia a esos detalles.
Se puede concluir comentando que el hombre y la mujer tienen distinta sensibilidad, y sus fantasías y deseos son también distintos, lo que a menudo da lugar a malentendidos, incomprensión y disgustos. Ello no excluye sin embargo, la posibilidad de un encuentro, de un intercambio, de un entendimiento que, de cualquier forma, siempre alegra la existencia y la enriquece.
En nuestra ciudad existe una tienda que vende varios artículos para el amor, los momentos de placer y cariño, y las aventuras de las parejas. Se llama Shastra y en ella se pueden encontrar mercancías perfectas para compartir.
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