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En tierra de kiwis y hobbits
Los fanáticos de El señor de los anillos aquí se sienten auténticos pobladores de la Tierra Media
Es la tierra de los “kiwis”, del bungee y también de elfos y hobbits.
Los “kiwis”, como se les llama a los neozelandeses, son personas amables, relajadas, deportistas y amantes de la naturaleza. Kiwi es el nombre de un ave endémica, símbolo nacional del país. Para los neozelandeses, llamarse o ser llamados “kiwis” es motivo de orgullo y pertenencia.
De la Comarca a Mordor
Los hermosos escenarios de las regiones de Waikato y Manawatu-Wanganui, en la Isla Norte, y West Coast y Otago, en la Isla Sur, aparecen en los filmes El señor de los anillos, de J.R.R. Tolkien; Límite vertical y El león, la bruja y el ropero.
Y es en la región de Waikato donde se encuentra ubicada la sede de lo que fue Hobbiton, hogar de los pequeños hobbits en El señor de los anillos. Zona rica en prados y setos; Matamata, cuyo nombre significa “punto” en maorí, es como una pequeña aldea inglesa transportada a la mitad del océano Pacífico, con magníficas vistas de la cordillera Kaimai.
El cielo azul casi sin nubes contrasta con el verde de las praderas en las que pacen miles de ovejas. Su comprador original, Josiah Clifton Firth, adquirió el área llena de pantanos cenagosos en el siglo XIX y, con gran visión, la transformó en praderas con robles y olmos. En la actualidad, los hermosos pastizales de Matamata también son el centro principal de Nueva Zelanda para la cría de caballos de carreras y el punto de partida de los viajeros.
El paseo por Hobbiton dura aproximadamente 45 minutos. Para ingresar hay que reservar espacio en un tour desde el i-SITE, en el centro de Matamata. Tu boleto incluye el transporte y un guía que te contará los detalles sobre la creación de Hobitton y la filmación de la película.
Podrás tocar y fotografiar las casas hobbit, el Green Dragon Inn, el puente y otras estructuras que transformaron esta tierra de cultivo en la Comarca. También tienes la posibilidad de alimentar ovejas bebés.
El viaje completo dura aproximadamente dos horas y media; las salidas inician a las 9:30 de la mañana. El costo por adulto es de 66 dólares neozelandeses (alrededor de $696); por niños menores de nueve años, NZ$5 ($52.70), y de nueve a 14 años, NZ$33 ($348).
Desde aquí puede tomarse la autopista hacia el Sur, hasta Wellington, la capital del país, pasando por Rotorua, conocida por sus aguas termales, geysers y olor a azufre, que ofrece actividades de aventura en sus grandes y un acercamiento, como en ningún otro lugar, a la cultura maorí.
Los maoríes son la etnia indígena de Nueva Zelanda. Llegaron a esta tierra hace más de mil años y en la actualidad representan 14% de la población total, pero su historia, lenguaje y tradiciones son parte esencial de la identidad del país. Existen palabras en maorí de uso diario, por ejemplo: kia ora que significa “hola” o “buenos días” o nau mai que significa “bienvenido(a)”.
Las representaciones maoríes de danza, canto o haka (un antiguo baile de guerra) también son muy comunes. En muchos destinos se ofrecen estos espectáculos tradicionales en los marae (sitios de reuniones sociales o religiosas), seguidos de una cena (hangi), preparada en hornos de tierra, que consta tradicionalmente de pescado, pollo y vegetales. Se cocina así porque la Tierra es la que da la vida.
Los colores de la naturaleza
Seguimos hacia el Sur y la geografía no decepciona. Cruzamos hermosos campos verdes, ríos y lagos de un azul profundo como el Lago Taupo –el más grande de Nueva Zelanda con 619 kilómetros cuadrados– hasta paisajes lunares, volcánicos y místicos como los del Monte Ruapehu.
No hay otro lugar en donde uno pueda sentir la absoluta seguridad de que se encuentra en el mundo de Tolkien, mas que en el Parque Nacional Tongariro, con su vista al Monte Ruapehu, que dio vida a la tierra de Mordor, y que fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.
El Ruapehu es uno de los volcanes más activos, es el más alto de la Isla Norte y tiene un lago en su cráter. El clima es templado, aunque en invierno cae nieve. La altitud de la meseta en la que se ubica es un lugar impresionante y apto para una gran variedad de actividades de aventura.
El Monte Ruapehu y el Parque Nacional Tongariro ofrecen diversas áreas de esquí y snowboard para todos los niveles.
Si es tu primera vez en la nieve puedes adquirir un paquete de principiante para aprender esquí o snowboard: incluye la renta del equipo por todo el día, las clases (dos horas de lección en grupo) y los pases de ingreso al área de principiantes. En caso de que ya domines los deportes de nieve entonces sólo necesitas pagar un pase de ingreso, de un día o hasta de una semana.
Relax bajo el Sol
Antes de llegar con los hobbits, haz un ligero desvío hacia Karekare, una tranquila playa de arena negra brillante, con olas que atraen a los surfistas o a los que sólo quieren meditar. A lo lejos se distinguen algunos grandes acantilados, rodeados por una mezcla de neblina, miles de reflejos de Sol contra la arena y un silencio que sólo se rompe con el sonido del mar. Por cierto, Karekare fue uno de los escenarios de otra película, El piano (1993).
Tiene un clima templado, húmedo y con viento. En el extremo Norte a veces se forman piscinas de agua de mar donde los niños pueden jugar y nadar de manera segura.
El atardecer, sentado desde la arena volcánica, no tiene rival, los tonos grises, turquesa y plateados, con las sombras de los acantilados y el silencio que rodea la playa crean un ambiente de nostalgia y misterio que sobrecoge los sentidos.
La playa está abierta todos los días desde las 7:30 de la mañana. La única forma de llegar es en auto rentado o taxi. Los fuertes vientos generan gran oleaje por lo que hay que tener mucho cuidado en el agua y las rocas, pero es una opción para relajarse en absoluta soledad, a sólo una hora de la ciudad de Auckland.
En la Isla Sur
Dos terceras partes de la Isla Sur son montañas y sólo una tercera parte de la población del país (unos cuatro millones de habitantes) vive en ella. Esto la hace un territorio silvestre, solitario y perfecto para nuevas andanzas.
Uno de sus grandes escenarios es el glaciar Franz Josef, con 12 kilómetros de lenguas de hielo azul milenario, cuevas y pasajes de hielo que pueden explorarse hasta encontrar una cascada congelada, pues por seguridad no puede seguirse más allá. Si se quiere contemplar la nieve desde lo alto, hay que volar en helicóptero.
El nombre “Franz Josef” fue puesto por el explorador Julius von Haast, en 1859, en honor al Emperador Francisco José I de Austria. Pero su nombre en maorí es “Ka Roimata” o “Hinehukatere”, que significa “las lágrimas del Hinehukatere”.
Para explorar el glaciar es necesario usar botas especiales para el hielo y crampones, así como ropa para nieve. El clima en el invierno baja a unos 7° C, pero en las partes más altas hace más frío. Los tour operadores hacen salidas desde el pueblo Franz Josef o desde Hokitika. Los recorridos tienen una duración de tres a cinco horas; con un guía personal, hasta ocho horas. Precios desde 66 dólares neozelandeses por adulto.
El Monte Gunn, en el área del Glaciar Franz Josef, fue la locación de las Montañas Blancas (Ered Nimrais) en El señor de los anillos. La panorámica de los picos nevados y los prados verdes da una idea de porqué lo eligió Jackson para la película. Para ver algunos de los mejores paisajes, se puede acceder en automóvil por la autopista estatal 6.
Nueva Zelanda o “Aotearoa”, en maorí, significa “la tierra de la larga nube blanca”. Su diversidad de paisajes difícilmente puede encontrarse en otra región. La posibilidad de ir de la playa a la nieve en tan poco tiempo, proporciona una placentera sensación de libertad.
PARA SABER
Cómo llegar
Desde la Ciudad de México United vuela a Los Ángeles, y, desde ahí, vía Air New Zealand, hasta Auckland. El tiempo total es de 20 horas. Tarifa base: dos mil dólares, según la temporada.
Traslados de isla a isla: hay vuelos cortos y ferries entre Wellington y Picton. Si viajas en auto, quizá debas cambiar de vehículo rentado al cruzar el estrecho.
TOMA NOTA
Cuándo viajar
En cualquier época del año. Las variaciones de temperatura no son radicales. Toma en cuenta que las estaciones son distintas: primavera, de septiembre a noviembre; verano, de diciembre a febrero; otoño, de marzo a mayo, e invierno, de junio a agosto. En primavera y verano pueden realizarse más actividades acuáticas y de senderismo. En otoño e invierno hay más nieve en las montañas y puedes disfrutar del esquí y de paisajes de nevados.
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