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En mi maleta

Y ahora Nicaragua

GUADALAJARA, JALISCO (15/MAY/2011).- Pasar la frontera de Costa Rica Norte a Nicaragua es de verdad toda una aventura. En estos días todavía queda el resquicio de la aglomeración de camiones de carga que la Semana Santa dejó y pasan a cuentagotas, lo que representa una fila de casi ocho kilómetros hasta pasar al otro país. De regreso hay la misma fila.

Primero hay que pedir permiso al salir de Costa Rica, después el permiso de entrada a Nicaragua y esto, como en casi la mayoría de los países del mundo, depende del humor del oficial de migración que te toque.

Ya estando en Nicaragua, a pocos kilómetros de dejar la frontera, el lago del mismo nombre que alberga a 365 islas en su interior –una para cada día del año dicen ellos–, recibe a los turistas y visitantes que se dirigen rumbo a la capital Managua o de paso primero a una de las ciudades más bellas y auténticas de todo Centroamérica, Granada.

Esta ciudad, a casi una hora de Costa Rica y 40 kilómetros antes de la capital de ese país, fue fundada en 1524, mucho antes que nuestra bella Perla Tapatía que data de 1542, incluso dicen los nicaragüenses con orgullo, la primera urbe fundada por los españoles en territorio continental.

Los letreros antes de llegar a Granada, dicen que uno está arribando a una ciudad Colonial y de Volcanes, de hecho hay mucha similitud con poblaciones mexicanas como Guanajuato y Zacatecas, y muchos empresarios están aprovechando el auge del turismo de naturaleza y el ecoturismo para hacer rutas y recorridos a los volcanes y a los lagos, ya sea en bicicleta o haciendo incluso caminatas hacia esas zonas cercanas.

Danilo Dumas nos recibe con una sonrisa de oreja a oreja, nos muestra orgulloso su ciudad y nos explica que Granada tiene una cierta rivalidad con su ciudad hermana, León, la cual también pelea el título de ciudad más antigua en América.

Granada es conocida como la Gran Sultana, por su apariencia árabe y andaluza, incluso, como en pocas ciudades del mundo, con calandrias al mismo estilo tapatío y sevillano.

Danilo trabaja en un proyecto hotelero donde se enseñará a los huéspedes a forjar puros, por cierto de los mejores de América incluso disputando el puesto con los habanos tradicionales.

Para comer, Guapote. Un pez que habita en el lago Cocibolca y que en verdad tiene un sabor exquisito y de muy buena vista, de acompañamiento arroz con frijoles y plátano macho maduro frito.

Nicaragua nos despide con 30 molinos de viento, quijotesca remembranza aunque muy diferentes a los que se veían en aquellas épocas. Estos tienen como 30 metros de altura y están utilizados cabalmente en la energía eólica, en un país que camina a la modernidad aún y con un modelo de gobierno socialista el cual, por cierto este año al parecer, seguirá rigiendo a los más de cinco millones y medio de nicaraguenses que viven en ese país y los cuales por cierto hacen honor a su eslogan turístico, “Nicaragua, única… original”.
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