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El 'underdog'
Resulta inexplicable que Hollywood no tenga a punto una película sobre los choques sensacionales de Giants y Patriots
Claro que los aferrados hemos visto, a lo largo de los años, mejores juegos que aquel. Aunque he sido toda mi vida aficionado de los Steelers, opino que las dos victorias de Eli Manning y los Giants sobre Brady y sus antipáticos y perfectos Patriots se cuentan entre lo mejor que les ha sucedido a los SB. Resulta inexplicable que Hollywood no tenga a punto una película sobre esos choques sensacionales, porque su historia tiene todos los ingredientes para ser clásica. Vaya: por un lado, un villano ideal como Brady, es decir, un tipo apuesto (su esposa es ni más ni menos que la "top model" Gisele Bundchen), millonario, ganador por los cuatro costados, y por si fuera poco, pesadilla recurrente del hermano de su rival, el histórico Peyton Manning, a quien ha destrozado una y otra vez; del otro, ese tipo muelón y ''underdog'' (es decir, un caballazo negro), que es Eli: a la permanente sombra del genio de su hermano mayor y siempre criticado por perder los estribos en los momentos cruciales.
En ambos enfrentamientos, Brady y los Patriots llegaron como amplios favoritos, pero los Giants se las arreglaron para no irse muy abajo en el marcador y consiguieron sostener una última serie ofensiva que, con las convenientes dosis de azar, sacrificio y genio, los hicieron dar la vuelta al marcador. A estas alturas de mi vida, lo único que espero de la NFL es que Brady se retire (el momento se acerca: tiene ya 15 temporadas a cuestas) sin lograr desquitarse de Eli Manning.
No me importa si hoy conquista su cuarto anillo de SB y empata con ello a los dos más grandes en ese rubro, el inmortal Terry Bradshaw (quien lo consiguió en sólo 14 temporadas) y el mejor "quaterback" que a mi generación le ha tocado ver, Joe Montana: ellos salieron limpios y en hombros de sus cuatro SB y Brady tiene encima dos derrotas ya. Claro: en una de esas y gana hoy, repite antes de retirarse y se ubica, solitario, en la cima, como ha querido siempre en su calidad de “niño de oro” de la Liga. Francamente ya no importa.
Porque la inmensa mayoría de quienes seguimos este deporte seríamos incapaces de jugarlo bien, claro, pero incluso en ese remotísimo caso lo haríamos, con toda probabilidad, a lo Eli: con altibajos y bajo presiones ante las que no tenemos ninguna clase de control. Y pasa que, como Cristiano Ronaldo, Tom Brady no es un deportista con quien alguien normal pueda identificarse. Sería tanto como empatizar con un iPad o un Rolls Royce. Los perezosos del sofá nos conformamos con saber que existe un Eli Manning que en dos tardes vertiginosas salió al campo como comparsa de un superhombre y no una, sino dos veces, le sacó el partido y el título. Uno vive con la esperanza de protagonizar una tarde así.
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