El sincretismo, más allá de Ismael Vargas
El artista Ismael Vargas, la antropóloga Renée de la Torre y el sacerdote católico Alejandro Solalinde abordan el significado y propuesta de una obra que causó polémica en nuestra ciudad
GUADALAJARA, JALISCO (03/SEP/2017).- ¿Quién tiene los derechos de uso de la Virgen de Guadalupe? ¿Quién decide cómo y cuándo usarse? ¿Quién decide quiénes sí pueden o no tomar a este símbolo de la fe católica como referencia? Para la antropóloga e investigadora de cultura e identidades contemporáneas, Renée de la Torre, nadie tiene legalmente los derechos, por lo quien lo desee puede hacer uso de esta imagen, con fines o no de lucro.
“Pareciera que se está operando la apropiación de un símbolo que no es de nadie. Ella -la Virgen- no vino a decir yo tengo dueño, cuáles son los límites, en donde debo estar, cómo debo ser reproducida ¿Quién tiene el ‘copyright’ de la Virgen de Guadalupe? Creo que nadie”, explica De la Torre al detallar porqué el artista Ismael Vargas no incurrió -desde su punto de vista- en una agravio u ofensa a la imagen de la Virgen de Guadalupe al tomarla como referencia en su reciente escultura “Sincretismo”, en la que mezcla elementos del máximo símbolo guadalupano y de la diosa prehispánica mexica “Coatlicue”, y que causó descontento en diversos profesantes católicos de la ciudad.
La escultura -titulada “Sincretismo” en referencia al dialogo cultural que Ismael Vargas propone con la combinación de símbolos y referencias guadalupanas y prehispánicas- fue develada el pasado 14 de agosto en el camellón de Avenida Federalismo a su cruce con calle Hospital como parte del programa “Arte Público en Guadalajara”, impulsado por el presidente municipal Enrique Alfaro.
“Una pieza de arte no necesariamente es un símbolo de culto religioso. Creer que lo que está haciendo el artista va a generar una especie de lugar de culto, no es así. Yo no veo a la Santa Muerte ahí, pero tampoco a la Virgen de Guadalupe, ni veo al mal ni al demonio. Es solo la representación de un artista”, puntualiza Renée de la Torre.
La polémica
El pasado 26 de agosto, un grupo de profesantes católicos se manifestaron al pie de la escultura argumentando que algunos de los elementos integrados por Ismael Vargas van en contra de la naturalidad de la Virgen de Guadalupe. A decir de Fernanda Ochoa, una de las manifestantes asistentes explicó que era buena la idea de promover el conocimiento de nuevos elementos culturales a través del arte o expresiones públicas, sin embargo, señaló que “la cultura no se alcanza ofendiendo algo tan enraizadamente mexicano (la Virgen de Guadalupe). Con el arte que hagan lo que quieran pero que no blasfemen ni hagan sacrilegios”.
Ismael Vargas se dice católico, fiel seguidor de la Virgen de Guadalupe y no se explica la negativa que diversos sectores sociales -particularmente católicos- han manifestado en contra de la escultura.
¿Le preocupa que quieran retirar su obra? No. ¿Le preocupa lo que digan negativamente de la pieza? Tampoco. Ismael Vargas solo atienden a decir que la pieza titulada “Sincretismo” solo se remite al origen de un todo: a la madre.
“No soy un pintor que trabaje sobre mensajes ni posiciones políticas o religiones. Creo que lo que me mueve es el hacer algo que a través de la belleza le cambie la vida a quien la ve. El arte es un espejo en el que quien lo mira ve es su retrato. Si tú ves al demonio, cuidado, algo está pasando contigo. La belleza está en los ojos de quien la ve. Por eso el arte es tan subjetivo. Tú puedes ver belleza en un cadáver pero otro se espantará”.
Origen y significado de la obra
Para Alejandro Solalinde, sacerdote católico y activista principalmente de movimientos en defensa de los migrantes y derechos humanos, la escultura de Ismael Vargas no causa ofensa desde su perspectiva religiosa y devoto de la Virgen de Guadalupe.
“No es que una cosa sea la Coatlicue y otra la Virgen de Guadalupe, son diferentes momentos de la epifanía de Dios, de la misma historia de salvación. No hay dos historias, no hay una historia prehispánica donde puedan decir que esa es la historia pagana y que con la llegada de los españoles empieza la historia de salvación, no es así, empieza la era cristiana. La historia de salvación siempre ha existido y Dios se manifiesta de muchas maneras. La Coatlicue significa una etapa de nuestra fe con el 1, 3 y cuarto Sol y el quinto Sol es lo que la Virgen de Guadalupe viene a cumplir”.
¿Qué significa entonces la obra Sincretismo? “La pieza no significa nada. Es un retrato de la madre de los mexicanos antiguos -Coatlicue- y un retrato de la madre de los mexicanos modernos. Si quieren verlo así es la abuela y la mamá, es solo un retrato que no puedes negar, no puedes negar a tu abuela y a tu mamá, te guste o no. Nos guste o no somos mestizos, aunque a lo mejor hay católicos que se sienten de sangre azul y que no pertenecen a México. Yo creo en Dios, creo en la Guadalupana, soy fan”, detalla Ismael Vargas.
La palabra sincretismo viene del griego “synkrētismós” y significa la “coalición de dos adversarios contra un tercero” y de acuerdo a la Real Academia Española el sincretismo tiene tres opciones de referencia o uso: “Combinación de distintas teorías, actitudes u opiniones”, “Sistema filosófico que trata de conciliar doctrinas diferentes” y “Expresión en una sola forma de dos o más elementos lingüísticos diferentes”.
Renée de la Torre plantea que el sincretismo surge de un choque cultural entre dos culturas muy opuestas y en el caso de México se remonta a la conquista española sobre las civilizaciones prehispánicas.
“En México este encuentro entre el catolicismo -que veía de venir de librar las Cruzadas contra los Moros y Árabes- llega aquí con un choque de una incomprensión en gran parte por la forma religiosa que practicaban los originarios de estas tierras, la imágenes les parecían sumamente grotescas, no las veían como un símbolo, a diferencia de otros continentes como Asia ahí persistió el hinduismo, el budismo, no se impuso otra religión, en cambio en México sí y se prohibieron las religiones indígenas”.
De la Torre añade que con la llegada de las órdenes de frailes a México se concretó por completo la conquista española que, a través de la sustitución de imágenes, logró extender la conquista de manera efectiva.
“Fue una evangelización de sustitución de imágenes. La aparición de la Virgen de Guadalupe es el culmen histórico de esta estrategia de sustitución de imágenes. En la creencia de los católicos, la Virgen de Guadalupe se aparece en el Tepeyac, el relato es muy similar a lo que sucedió en Extremadura (España) con una virgen llamada igual, una virgen morena, nada nuevo. Era el lugar de origen de Hernán Cortés, son muchas causalidades históricas”.
Destaca que para los historiadores y antropólogos estos hechos explican a la perfección el origen del sincretismo en México: “En el relato católico la virgen se aparece en el Tepeyac que era el mayor adoratorio a la Madre Tonantzin, el más importante de los símbolos religiosos de la cultura Mexica y ahí la virgen, en su aparición al indígena Juan Diego, le pide que ahí sobre ese adoratorio le construyan su templo católico, hoy su basílica católica, es claramente una sustitución”.
¿Dónde está la ofensa?
Para el sacerdote Alejandro Solalinde, las calaveras y serpientes de la escultura no tienen una referencia negativa u ofensiva hacia la fe católica, pues insiste solo son elementos característicos de las creencias prehispánicas.
“Jamás he visto un agravio en la obra de Ismael, al contrario, lo admiro mucho porque pudo tener la genialidad de conjuntar estos dos signos de nuestra identidad: la madre tierra y la Virgen de Guadalupe”.
En este sentido Renée de la Torre añade: “La lámina no es la Virgen de Guadalupe, tiene algunos elementos pero no es, dicen que hay cráneos y que eso es la muerte, que está una serpiente que representa el mal, pero ¿bajo qué óptica cultural? La serpiente significa el mal ¿para quién, para el catolicismo colonial? pero no representa el mal para las culturas prehispánicas en donde Quetzalcóatl era el origen de la vida, no del mal. Están trayendo a colación imaginarios solo de una parte de la cultura y aplicándolos a esa imagen”.
La antropóloga recalca que para considerar una ofensa hacia los devotos católicos en algunos de sus símbolos guadalupanos, tendría que existir una agresión de manera directa: “Aunque sea un país con mayoría católica es un país laico con derechos para que cada quien abrigue la religión que sea de su interés, eso es una libertad. Me parece que nadie está tocando al símbolo de la Virgen de Guadalupe, el verdadero -el manto- está en la Basílica reguardado, si alguien entrara a la Basílica y le hiciera un acto vandálico ahí sí sería una ofensa hacia los creyentes católicos, eso sería un acto de intolerancia terrible”.