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El ''papel'' de las bibliotecas hoy

A pesar de la masificación del internet como fuente de información, expertos descartan que la asistencia a bibliotecas haya disminuido

GUADALAJARA, JALISCO (13/FEB/2012).- Como estudiante se tienen diversas herramientas que complementan el conocimiento expuesto en clase por el profesor. Sin importar el nivel académico al que se pertenezca, el internet es una de ellas, y gracias a los detallados buscadores web, la información se rastrea en cuestión de segundos, y más cuando se requiere de una cita, frase o contenido específico de algún autor o libro en especial.

Ejemplo: basta con escribir en el buscador “Harry Potter y la piedra filosofal-libro” para que la plataforma virtual arroje 337 mil resultados en un lapso de 28 segundos y el interesado encuentre al menos 20 links directos que le faciliten la descarga gratuita del libro. De igual forma al escribir “Libros de matemática financiera”, en 18 segundos el buscador entrega 931 mil opciones para encontrar títulos y autores de diversas temáticas afines, descargar gratuitamente el documento PDF de un libro y/o encontrar resúmenes y reseñas de los capítulos o la obra completa.

Ante esta situación se pensaría que ya no es necesario acudir a una biblioteca para buscar la información que el maestro solicita, o al alumno le interesa conocer en sí. Entonces, ¿Cuál es el chiste de ir a la biblioteca actualmente? Algunos encargados de las bibliotecas más destacadas de la metrópoli tapatía coinciden que aunque el panorama tecnológico avanza rápidamente —en lo que a formas de acceder al contenido literario y de investigación se refiere—, la lectura en una biblioteca sigue más que vigente.

En las bibliotecas universitarias de la ciudad, las cifras en lo que a préstamos y visitas se refiere, son alentadoras y positivas en muestra de que los alumnos mantienen actividades constantes en estos centros de información y lectura. En el caso de la biblioteca —de acceso público— Dr. Jorge Villalobos Padilla, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), en 2011 se contabilizó un total de 171 mil 442 ingresos, en tanto que la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz (también pública), dependiente de la Universidad de Guadalajara (UdeG), sumó un aproximado a 25 mil usuarios por mes —en su mayoría estudiantes— sin incluir a los visitantes que omiten su registro.

Necesidad lectora: satisfecha

Una biblioteca es aquella “institución cuya finalidad consiste en la adquisición, conservación, estudio y exposición de libros y documentos”, según la descripción de la Real Academia Española (RAE); en el caso de la zona conurbada de Guadalajara, la mayoría de las bibliotecas responden a una necesidad escolar de investigación y especialización.

En el caso del ITESO, Margarita Villalobos, responsable de la subdirección académica, asegura que una biblioteca “no es nada más la casa que alberga información, sino que consiste principalmente en la información que contiene. La (biblioteca) universitaria tiene por vocación atender las necesidades de los programas académicos que ofrecen por extensión algunas otras temáticas que forman parte del patrimonio cultural de la humanidad, artes, literatura, historia, y ejercen una influencia importante en la formación de los individuos”.

La Universidad de Guadalajara (UdeG) cuenta con una red de 169 bibliotecas académicas, disponibles para su comunidad estudiantil y el público en general. En 2011, este circuito de lectura dependiente a su vez del Gobierno estatal, contó con cinco millones de usuarios según señala Sergio López Ruelas, coordinador general de Bibliotecas de la UdeG.

Otras bibliotecas universitarias, como la del Instituto Tecnológico de Monterrey –con 105 mil 177 volúmenes– cuenta con una cobertura amplia para su sector estudiantil, con 33 bibliotecas a nivel nacional, de las cuales, más allá de ser vistas como simples bibliotecas son consideradas como “un espacio donde se facilita a los alumnos el desarrollar habilidades respecto al uso de la información, no tanto que lleguen y se centren en leer un libro, sino que sea un centro de socialización donde resuelvan problemas. Está más enfocado al trabajo colaborativo”, explica Carmen Serna, coordinadora de Procesos Técnicos en la Biblioteca del Tecnológico de Monterrey, Campus Guadalajara, al afirmar que durante 2011 se registró un acceso total de 271 mil 542 visitas.

La biblioteca Dr. Jorge Villalobos Padilla del ITESO no sólo se caracteriza por el amplio acervo de material impreso y audiovisual con el que cuenta (487 mil 251 ejemplares, de los cuales 299 mil 265 corresponden a libros físicos), sino que también destaca por la calidad de trabajos que se le solicitan tanto a profesores como alumnos.

Pues los profesores que están agrupados por unidades académicas se coordinan y solicitan los contenidos con los que impartirán sus cursos a partir de las bibliografías básicas que se ofrecen en los programas de estudio de nivel licenciatura, maestría, doctorado y especialidad.

¿Cómo llegan los libros?

Por lo general, las bibliotecas cuentan con dos sistemas para la adquisición de su material, ya sea por donación externa o por la compra propia de la institución. En el ITESO, la tercera parte del material que ingresa a la biblioteca es a través de donativos, el resto es comprado ante las solicitudes de la comunidad estudiantil o docente.

Margarita Villalobos explica que para determinar qué tipo de compra se realiza en el ITESO, se evalúan distintas aristas: que el autor sea reconocido públicamente, que pertenezca a alguna institución académica de prestigio –universidad o instituto de investigación–, que el escritor que sea citado por otros autores, o éstos sean ganadores de importantes premios como el Nobel o el Príncipe de Asturias, entre otros.

En el caso de la Biblioteca Iberoamericana, Luz Elena Martínez Rocha, su administradora general, destaca que el acervo documental está especializado en fondos iberoamericanos de Ciencias Sociales y Humanidades, además de contar obras para el área infantil y general, lo que da un aproximado de 45 mil títulos en total.

Lectores virtuales en aumento

Contrario a lo que se pudiera pensar de que el internet desplaza a la lectura tradicional del libro físico, Sergio López Ruelas, coordinador general de Bibliotecas de la UdeG, advierte que actualmente el uso de internet es visto como una herramienta que complementa la investigación escolar.

“Cada día es más frecuente, esto resta la posibilidad de utilizar materiales impresos, pero muchos de los lectores de pantalla también lo son de impresos. Somos una sociedad que cada día es más visual, algunos van a la biblioteca por placer, lo cual es muy atractivo”, destaca el especialista al detallar que a pesar de la rapidez y la cantidad de información que puede extraerse de la web, los datos más fidedignos son a través de un libro impreso.

“En internet quien quiera sube cualquier basura, pero también hay cosas fantásticas, pero hay que aprender a localizar páginas que tienen una credibilidad”.

En este sentido, Martínez Rocha de la Iberoamericana explica que “Es un lujo ir a la biblioteca. Es un mito que todo lo encuentras en internet, además, lo que hay no es siempre lo más actualizado ni lo más completo, ir a una biblioteca es un gran placer”.

Para evitar que los alumnos y profesores utilicen información “no confiable” de internet, las universidades optan por instalar sus propias bibliotecas virtuales o digitales con material reconocido y certificado bajo sus propios programas académicos.


En el Iteso, durante la planeación quinquenal 2007-2011, se instaló el portal Discovery, una plataforma que actúa como buscador en las bases de datos de la escuela y sus distintos proveedores con un catálogo de libros impresos de uso exclusivo a la comunidad itesiana.

“A los muchachos les gusta más lo electrónico, en las estadísticas de uso de los diferentes tipos de materiales, del 2010 al 2011, creció 50% el uso de lo electrónico, pero no creció en esa proporción el uso del impreso”, asegura Villalobos.

El Tec de Monterrey, “fue el primero en América Latina en tener una biblioteca digital”, explica su coordinadora Carmen Serna al detallar que cuentan con nueve mil revistas electrónicas, publicaciones periódicas y artículos de base de datos, materiales que son costeados por todos los campus para satisfacer las necesidades de cada plan de estudios.

“En una biblioteca debe existir un equilibrio, no toda la información se encuentra en formato impreso, pero tampoco está todo en internet. Los bibliotecarios debemos ser cuidadosos e inteligentes y no hacer a un lado los libros ni tampoco los recursos electrónicos”, explica Serna.

En el caso de Biblioteca Monseñor Santiago Méndez Bravo (con 80 mil títulos) de la Universidad del Valle de Atemajac (Univa), Jorge Ricardo Chavira Ruiz, destaca que es poca la sustitución del material impreso por lo electrónico, pues “A raíz de lo electrónico ha surgido un mayor interés en la formación de los usuarios, que van encaminados a que sean preparados para ser competentes en el manejo y uso de los recursos informativos”.

En este tenor, la Universidad del Valle de México, con más de 40 mil títulos, hemeroteca y videoteca en su Centro de Información (biblioteca física), también cuenta con un pórtico digital con el que complementa la formación académica, humana e integral de sus alumnos.

Es por ello que desde 2010, la UVM entabló alianzas con las más prestigiadas editoriales, con la posibilidad de realizar consultas en línea, además de contar con los libros electrónicos de Apple  a través de dispositivos de cómputo de escritorio y móviles en su Portal UVM, por lo que actualmente sus Centros de Información suman 60 suscripciones a bases de datos de libros, revistas, artículos, simuladores; alrededor de 150 mil títulos de libros electrónicos; más de 15 mil r evistas y poco más de un millón de artículos de texto completo, entre otros materiales similares.

Se prevé que para este 2012, los Centros de Información de la UVM faciliten el préstamo de iPad’s precargadas con e-books (libros electrónicos) con la finalidad de acercar nuevas tecnologías de información a su comunidad estudiantil.

A su modo

Más allá de ofrecer un servicio de biblioteca tradicional, desde 1997 el Tec de Monterrey se basa un uso didáctico de sus materiales con un trabajo colaborativo.

“Nuestra biblioteca no es una biblioteca tradicional donde se llega y se encuentra silencio absoluto, encuentras mesas de trabajo donde los alumnos realizan sus actividades, la contraparte es que encuentras muy pocos lugares para estudio individual (…) la educación tradicional exige que el profesor esté de moderador en la clase y el alumno solo reciba información, en el modelo colaborativo, el profesor es un moderador y los alumnos son quienes resuelven por cuenta propia, así está enfocada la biblioteca”.

Por su parte, la Universidad Panamericana ha orientado el formato de su biblioteca (con 76 mil 500 libros) en un Centro de Recursos para el Aprendizaje para la Investigación (CRAI), explica Marcelo Preciado Fausto.

“Somos un CRAI, que viene a ser la evolución de las bibliotecas como una respuesta a los nuevos esquemas de educación que hay actualmente. No es solamente un lugar donde se encuentran los libros sino que te ofrece una serie de recursos y alternativas donde puedes encontrar la información que requieres. Las bibliotecas pudieran quedar en cierto grado obsoletas por el uso del internet, los CRAI aprovechan esos recursos y los ofrecen en conjunto”, explica su encargado al detallar este modelo de biblioteca nacido en España hace tiempo.

PARA SABER

Las inversiones


ITESO: El presupuesto total es de alrededor de seis millones y medio de pesos, y sólo para libros y audiovisuales es de poco más de tres millones de pesos.

UdeG: más de dos millones para material impreso.

Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz: dependiendo del presupuesto oficial que anualmente otorga la Universidad de Guadalajara, para 2012 “fueron 300 mil pesos, porque fue un año muy difícil para la universidad”, explica la administradora Luz Elena Martínez Rocha. 
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