Suplementos
Drácula, el vampiro más internacional
De carne y hueso, de felpa o con un fino trazo, el legendario personaje ha adquirido diversos rostros al paso del tiempo y en diversas latitudes
Un ser sediento de sangre pura y fresca. Una criatura que no se refleja en los espejos y que es fulminada por una estaca de plata. La primicia de Drácula siempre es la misma, pero desde su publicación literaria en 1897 por el escritor irlandés Bram Stoker, la vida del vampiro ha tenido variaciones que van desde la personalidad más oscura y sanguinaria hasta una faceta más humana que refleja los miedos, traumas y esperanzas de la humanidad.
Quizá, Béla Lugosi es el actor que más se relaciona con Drácula, luego de que interpretara al vampiro sobre la duela teatral de Broadway en 1927, y posteriormente inmortalizara los colmillos en la pantalla grande bajo la producción de Tod Browning a principios de la década de los treinta, dándole un sentido personalizado al género de terror con el respaldo de los Estudios Universal.
Los homenajes dedicados a Bram Stoker son bastantes en lo que se refiere a análisis literarios y narrativos que intentan desmenuzar la genialidad del autor para construir uno de los personajes más inmortales de la cultura contemporánea, pero las parodias y versiones más sutiles hacia el vampiro tampoco se han detenido en programas icónicos que lo toman como referencia en “Los Simpson” y hasta en “Plaza Sésamo”, por ejemplo.
¿Éxito asegurado?
Aunque The York Times ha incluido a la versión de Tod Browning como una de “las mil mejores películas jamás creadas”, otros directores han decidido desafiar tal nombramiento al presentar nuevas versiones, haciendo uso más detallado de efectos especiales, bandas sonoras originales y producciones millonarias capaces de sacudir la taquilla de Hollywood.
Una de las adaptaciones que mayor revuelo ha causado es la liderada por el director Francis Ford Coppola (“El padrino III”), que teniendo como protagonistas a Winona Ryder (“Beetlejuice”) y Gary Oldman (“Nil by mouth”), decidió aventurarse y revivir su carrera a través de una nueva perspectiva visual de Drácula en 1992.
Si bien la entrega de Coppola se basó en la obra literaria de Bram Stoker, el director estadounidense responsabilizó a James V. Hart del guión, en tanto que Columbia Pictures sería la compañía encargada de la producción. Lejos de apostar por un argumento tradicional, el nuevo Drácula presumió de versatilidad en su banda sonora con la creatividad de Wojciech Kilar en casi toda la trama, aunque Annie Lennox —de Eurythmics— compuso el tema final de la película “Canción de amor para un vampiro”.
Tal fue la aceptación por parte del público, que la Academia estadounidense no dudó en incluirla como carta fuerte para los premios Oscar con cuatro nominaciones, acreditándose tres en las categorías de mejor diseño de vestuario, maquillaje y edición de sonido, además de lograr una recaudación en taquilla mundial con más de 215 millones 862 mil dólares.
Otras adaptaciones no han sido tan aclamadas y, por el contrario, han recibido fuertes críticas por llevar al extremo de la dramatización al famoso vampiro, como lo hizo Gary Shore, quien en 2014 reveló otra perspectiva con “Drácula: la leyenda jamás contada” (Dracula Untold), que haciendo de Luke Evans (“Furia de titanes”) su protagonista, la película no consiguió el aplauso esperado al tomar como centro de la historia la historia que inspiró originalmente a Bram Stoker: Vlad Draculea, el príncipe rumano que decide hacer un pacto oscuro con un vampiro exiliado en una cueva que le brinda poder a cambio de su alma y libertad espiritual, y que caracterizaba por empalar a sus víctimas.
No sólo la industria hollywoodense acapara la atención cuando se trata de Drácula, los ingleses también han hecho lo suyo: en 1977 el director Philip Saville aceptó dirigir la breve entrega dedicada al vampiro a petición de la BBC que gustaba de hacer adaptaciones de clásicas obras literarias.
La serie es recordada como una de las historias más fieles al origen dramático y de terror de Bram Stoker, con un reparto que incluyó a Louis Jordan, Frank Finlay, Judi Bowker y Jack Sheperd, quienes lograron sintetizar los hechos ocurridos al interior del castillo de Transilvania, con un presupuesto austero y que maneja con solemnidad el espíritu sanguinario del conde al interpretarlo con una sola capa al más puro estilo británico.
El más oscuro
Hasta “Batman” ha encarnado en la piel, o al menos, en la personalidad de Drácula, o mejor dicho en “Nosferatu”, que se dice fue la primera versión y/o acercamiento que el director Friedrich Wilhelm Murnau hizo en inspiración al Drácula de Bram Stoker, en 1922.
La decisión de DC Comics presentó en 1999 a un conde dispuesto a proteger la ciudad de Arkham, a través de una trilogía que de paso rendía homenaje al expresionismo alemán cinematográfico de Friedrich Wilhelm Murnau, y por supuesto, evidenciar el legado cultural y visual que el vampiro de Bram Stoker inmortalizó en el arte estético y psicológico.
Diversos estudios aseguran que el origen del “Drácula” de Bram Stoker surgió luego de que el escritor se eclipsara por los mitos del vampirismo y la cercanía realista que el príncipe rumano, Vlad Draculea, también conocido como “El empalador”, tenía con esta mítica creatura nocturna. Finalmente, tras crear el personaje, el autor destacó que su vampiro era un reflejo de la eterna lucha entre el bien y el mal.
Mitos e inmortalidad
Exista éxito o no de por medio en las adaptaciones de Drácula, lo cierto es que la creatividad no es inmune a este personaje y como muestra destacan diversas versiones que, a pesar de ser consideradas como bizarras, se han convertido en un culto en las historias relacionadas con vampiros que toman como protagonista, o al menos eso intentan, al Conde Drácula.
- Deafula. Quizá es una de las versiones más extrañas creadas sobre el vampiro, y aunque se le critica que la historia dista mucho de la esencia de Bram Stoker, lo cierto es que realizar una película “narrada” a través del lenguaje de señas es una iniciativa que nadie más ha tenido desde 1975, cuando Peter Wechsberg la dirigió.
- Zinda Laash. Si eres muy fan de la versión e historia original de Drácula, es recomendable que no veas la película de Khwaja Sarfraz, la primera cinta de terror de 1967 en blanco y negro, que sin perder el toque que caracteriza a las producciones de Bollywood, centra a Drácula como un científico loco que busca la inmortalidad, pero a lo largo de la trama el vampiro hace gala de sus pasos de baile y actos musicales, hasta donde la canción “La cucaracha” se integra a la espeluznante trama.
- Dracula: Pages from a Virgin’s Diary. Combinar al terror con la danza no le pareció mala idea a Guy Maddin, quien en 2002 presentó su versión de Drácula incluyendo ballet y orquesta al por mayor en la historia del vampiro que es protagonizada por el ballet de Royal Winnipeg de Canadá.
Tales son los casos del Conde Pátula, una mezcla de los patos Donald y Lucas en color verde, con colmillos, capa negra, saco, camisa y moño rojo, que —acompañado por Igor y Nana— está a la caza de la fama.
También está el Conde Contar, que si bien no retoma el nombre del legendario vampiro, sí luce con sus características, pero —en este caso— con una clara obsesión por contar todo lo que se atraviese en su camino.
Otro vampiro de corte infantil es el Drácula de “Hotel Transylvania” —cuya segunda parte llegará a las salas cinematográficas esta semana—. Un monstruo que se ha alejado de los hombres, a quienes considera los verdaderos monstruos, para vivir en santa paz con los suyos.
Síguenos en