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Cuentos de niños para los niños
La princesa Karen
La princesa Karen es una niña muy feliz y espera ansiosa la primavera porque le gustan mucho las flores, pero el señor del Viento trajo hasta su jardín un aire muy frío que enfermó todas sus flores; se volvieron amarillas, secas y sus pétalos cayeron en el piso.
La princesa Karen les pidió a muchos animalitos, que eran sus amigos, le ayudaran a sembrar muchas semillas para que salieran flores y adornaran su jardín. Pero el señor Viento muy enojado le dijo:
-¡No dejaré que llegue la primavera a tu jardín!
-¿Por qué? Le dijo triste la princesa Karen.
-Porque tus leñadores cortan muchos árboles en el bosque y los animales ya no tienen casa para vivir.
-¡Espera, espera Viento, no te vayas, escúchame por favor. Voy hablar con mis leñadores y no volverán a cortar ningún árbol. Te lo prometo.
Y así la primavera llegó a los jardines de la princesa Karen y ella se puso feliz.
Abrieron su corola los girasoles, los claveles, las malvas, los nardos y los lirios y la princesa Karen comenzó a jugar entre sus bellas flores.
*Este cuento fue dedicado a una niña con capacidades especiales de parte de Teresa de Jesús Xocota Morales, de siete años, alumna de 2º. de la Escuela Urbana 104, coordinada por la profesora María Velasco Rodríguez.
El chivito Emmanuel
El chivito Emmanuel vivía en lo más alto de la montaña. Con poco pasto para comer, pero él era muy feliz, comía poco y jugaba a diario con sus amigos.
Su mamá, la chivita Tere, le mencionaba a diario los peligros que había para que su chivito se cuidara; pero Emmanuel olvidaba los consejos de mamá en los juegos con sus amigos y se alejaba mucho de la casa.
Emmanuel era el líder de las travesuras y un día les dijo a sus amigos: ¿Me acompañan a lo más alto de la montaña?
-Nos escaparemos sólo un rato, no notarán nuestra ausencia.
Los chivitos le dijeron a Emmanuel:
-¿A qué vamos a lo más alto de la montaña?
Emmanuel, dijo: Papá dice que hay hierba más fresca y agua para refrescarnos y jugar en ella. Pero sus amigos no se convencieron de alejarse de la casa y Emmanuel decidió subir solo.
¿Saben lo que pasó?
Emmanuel quiso comer pasto fresco a las orillas del río, y ahí esperaba un hambriento lobo que estaba ansioso de saciar su hambre. Al ver al lobo, Emmanuel corrió y corrió y el lobo detrás de él. Logró escapar, pero nunca más desobedeció a sus papás y fue solo a lo alto de la montaña.
*Pablo de Jesús Torres González 2º. Año Escuela Urbana 104
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