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Monsters University, con lección o sin ella, una historia que se disfruta y ya
Monsters University, la más reciente producción de la compañía, ofrece a esos públicos una cascada de colores brillantes y de figuras curiosas, adicionadas con tres bien intencionadas moralejas: “Ser raro no es necesariamente un inconveniente”, “Con esfuerzo y espíritu de equipo, casi todo es posible” y “Todos poseemos talento en nuestro interior”. Poco importarán tales recomendaciones a los niños que disfrutan, más que nada, la experiencia estética de formas que parecen dulces y juguetes en movimiento. El problema será que los de más edad consideren que eso les cambia en algo la vida.
Los personajes son, sin excepción, apariencias admirables. Ojos vivaces, siluetas interesantes, cabezas graciosas y pelajes muy coloridos. Son fantasías que parecen tener mirada, voz y gestos. En general, se trata de diseños pensados para funcionar tanto en imagen como en mercancía coleccionable. Lo mismo vale para los ambientes. Todo sugiere la idea de plástico, y uno puede imaginar sin dificultad la extensa línea de artículos que saldrán de ahí.
Poco elaborada, la trama descansa, principalmente, en reciclar la presencia de los simpáticos monstruos de una de las películas anteriores de la empresa, añadiendo unos cuantos refuerzos, también adorables, más una serie de pasajes que imitan, y a veces citan directamente, las cintas de líos y libertinajes estudiantiles. Fórmula o subgénero al que pertenecen Colegio de animales (1978), La venganza de los nerds (1984), y todas sus continuaciones e imitaciones.
Es de reconocer que, entre los personajes de segunda línea, a veces el equipo de guionistas logra transformaciones notables, pues la figura entra en la historia simplemente como una caricatura, pero, a través de su conducta, se vuelve un ser entrañable con más contenido humano del que se podía esperar en un dibujo.
El director Dan Scanlon, un animador con más de 10 años en la compañía, no pierde oportunidad de hilvanar bromas, en muchas ocasiones de modo vertiginoso. También se muestra capaz de dotar de suspenso y acción a las partes del argumento que lo requieren. Y, lo más importante, sabe mantener el diseño de la imagen y el ritmo de la narración en ese estilo atractivo y sin profundidad, pero a la vez sin necias intenciones aleccionadoras que caracteriza todos los productos de Pixar.
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