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Aprendizaje de vanguardia
Los avances científicos y tecnológicos han marcado un antes y un después en los métodos para impartir clases, dentro y fuera del aula
En el área educativa, los avances científicos y tecnológicos también han pautado un antes y un después en programas académicos, así como en nuevos procesos de aprendizaje. Las grandes universidades buscan mantenerse en la línea revolucionaria para lograr en sus alumnos el pleno desarrollo que les permitirá competir en un mundo globalizado, y que avanza con rapidez, especialmente en sectores como el tecnológico e industrial.
En muchas universidades, algunas disciplinas siguen siendo las mismas, incluso los catedráticos están respaldados por años de labor en el mundo educativo, pero los métodos, en cambio, sí se notan distintos. Las diferencias saltan a la vista con las tareas ayudadas por el que se ha vuelto indispensable, el Internet; de igual manera, los salones exhiben sus pizarras electrónicas y en su interior se distingue a los alumnos tras sus portátiles que reemplazan casi por completo a los cuadernos y tintas. De esta manera, los jardines y áreas virtuales son comunes e indispensables en los campus y la entrega de trabajos 100% digitales tampoco es una novedad.
Con un sinfín de alternativas apoyadas por la modernidad, las herramientas tecnológicas han debido ser adoptadas por los profesores, muchas, aprendidas de los mismos alumnos que al paso de los días van superando al maestro en esto de “las novedades tecnológicas”.
La voz de los expertos
La información no es lo mismo que el conocimiento, enfatiza Carmen Rodríguez Armenta, catedrática de la Universidad de Guadalajara (UdeG), máxima casa de estudios del Estado de Jalisco, y es que de manera tradicional, la universidad es la institución a donde los jóvenes acuden para recibir información proveniente de quienes están capacitados para hacerlo con profesionalismo. O al menos eso es lo que sucedía desde tiempos remotos. La situación también ha debido progresar y se pretende que con las nuevas modalidades, al estudiante se le otorguen las herramientas necesarias para que él genere y construya su propio conocimiento, y de este modo desempeñe un papel mucho más activo en el aula de clases, fomentando la participación, la investigación y las actividades autodidactas.
“’El que sabe más, va y les enseña a los otros’, al menos ese era el paradigma que imperaba hasta hace poco, ahora lo que se necesita es un guía para que el estudiante sea capaz de generar, esa es la clave en todo esto. Y así, es como se pasa de la teoría del conductismo al constructivismo en la Universidad de Guadalajara, pensando en alumnos autónomos”.
En las nuevas maneras de aprender, queda claro que lo que se transmite es la información; el conocimiento, por su parte, se genera y la idea es hacer que el alumno, a través de cada una de las nuevas herramientas tecnológicas, acompañadas por el estilo del profesor y el empeño individual, forje su propio conocimiento.
Por su parte, Francisco Morfín Otero, director general académico del lnstituto Tecnólogico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), considera que el cambio en el modo de aprender se puede definir también, según el lugar donde solía encontrarse el conocimiento, ya que, el sitio de almacenamiento era comúnmente ubicado en las universidades, en los centros de investigación, en las bibliotecas y hasta en el mismo maestro o docente, por lo que difícilmente se visualizaba en otros lugares. “Creíamos que las clases habladas y lo que decía el maestro era todo el saber, verdades absolutas”. Sin embargo, en la opinión del académico, debe existir una separación entre el saber y el hacer, y es que con las actividades se genera un proceso de reflexión que permite construir nuevos aprendizajes y así, es cuando realmente nace el conocimiento.
Información al alcance
Parte del quehacer de las instituciones de estudios superiores, consiste en formar profesionistas y, en general, las tecnologías de información son otro movimiento que aporta en este asunto del conocimiento, Morfín Otero ve en el Internet un almacén gigante y en constante crecimiento, que contiene información de todo tipo.
Rodríguez Armenta asevera que así como es una herramienta de gran apoyo, puede también convertirse en un riesgo.
"Esto no necesariamente es positivo", por lo que los profesores deben ser promotores en el desarrollo de un criterio que “permita a los jóvenes tener la capacidad de descartar elementos y aceptar otros, dando paso a fuetes informativas de calidad y confianza y desechando las miles de páginas de fácil alcance en Internet que no poseen estas virtudes básicas”.
Así es que no hay que confundirse, porque el acceso a la información no produce aprendizaje o genera conocimiento, “para que haya aprendizaje es necesario construir andamios de búsqueda de reflexión y acción, que hagan posible la reincorporación del saber. Lo que sí puedo hacer apoyado por la tecnología, es enviar un texto y proponer una reflexión a partir de unas preguntas relacionadas con el mismo, y entonces, todo este proceso luego nos va llevar a nuevas acciones, a la reflexión y retroalimentación, a la misma búsqueda de información en la red”, dice Morfín Otero.
Es posible a través de las tecnologías propiciar procesos de aprendizaje, no se generan por sí solos, sino que se deben diseñar, tema en el que, según refiere el director General Académico del ITESO “todavía estamos en pañales, vamos trabajando para incorporar las tecnologías de información de lleno en nuestros procesos educativos, sin embargo los primeros pasos son significativos”.
Con la tecnología bajo el brazo
La tecnología está a la orden del día, es de fácil acceso y los jóvenes se aplican en aprender a utilizarla sin necesidad de tenerla como una materia o disciplina. “Poco a poco nos vamos dando cuenta de que los alumnos ya vienen familiarizados con los aparatos electrónicos, el Internet y otras novedades, de igual manera, su uso resulta prácticamente sencillo para ellos. Todo esto se vuelve transparente, tanto como parte de su medio ambiente, y no es igual para nosotros, a los que vimos llegar todas las novedades como una cosa externa. Cada vez es más fácil para los jóvenes, de hecho ya se les hace extraño no encontrar algún documento e Internet, como que en papel ya les parece anticuado”, destaca Morfín.
Y es que ya es algo cotidiano recibir un correo electrónico del profesor y de otros compañeros, o chatear para pasarse contenidos de las clases, ahí es donde puede resultar peligroso, aminorando el proceso de investigación.
A través de Internet se ha ampliado la difusión de las nuevas formas de aprendizaje, casi en cualquier sitio web de las universidades nos encontramos con la elaboración de proyectos, en los que están experimentando con estas tecnologías. Incluso hay algunos que reúnen a varias instituciones, todas realizando una propuesta para trabajar conjuntamente en pro del convivio entre educación y tecnología.
Y aunque el desarrollo y la expansión son el pan de cada día, lo presencial seguirá, porque “es muy bonito ir a la universidad, es muy agradable interactuar con otros, eso difícilmente va desaparecer, pero de que va crecer el trabajo educativo a través de la red eso es seguro”.
Licenciaturas y posgrados en la red
Es precisamente hablando de los nuevos métodos de impartir el conocimiento, que saltan a la vista opciones novedosas que enriquecen el área de la educación a distancia.
Cursos, diplomados, licenciaturas y hasta posgrados, forman parte de una amplia gama de opciones de educación virtual, que posibilita a quienes, por diversos factores no pueden asistir día con día a un aula de clases, cursar una carrera y mantenerse en la generación de conocimiento.
Ya sea en videoconferencia, mediante la participación en los foros o por chat, el estudio a distancia está rodeado de mitos referentes al provecho y sustentabilidad de la educación presencial.
“Muchos creen que si se estudia de manera virtual, no se aprende igual, en general la sociedad le da más valor a una licenciatura que se cursó dentro de un aula de clases, y yo puedo decirte que en un salón puedes ir sin compromiso alguno, no prestar atención, estar aún sin voluntad, en una comunidad de aprendizaje virtual la gente está realmente porque quiere, ahí se requiere y demanda un compromiso más sólido, mayor atención e iniciativa y más disciplina, todo eso de entrada, ya es una ventaja” narra Rodríguez Armenta.
La virtualidad significa tener acceso a la educación casi desde cualquier lugar del mundo, mantener contacto con personas que se encuentran a grandes distancias, mayor enriquecimiento y más convivencia entre alumnos y profesores.
“En mi experiencia personal, he llegado a conocer más y a interactuar de modo más directo con mis alumnos virtuales, muchas ocasiones en las aulas hay dos o tres personas que poco participan y nunca hablan, eso en un método virtual es indispensable, por eso llega a existir la retroalimentación constante”.
La UdeG no sólo cuenta con esta modalidad que rebasa fronteras y mantiene a la casa de estudios como una universidad vanguardista y tecnológica, además está en actualización constante para adaptar más licenciaturas al mundo virtual. Actividades que demuestran su compromiso por cumplir su objetivo de llegar a más personas e impartir aprendizaje.
“Lograr una licenciatura o curso virtual es un trabajo importante, hay que tener un sustento metodológico y teórico, adaptar un programa académico presencial para que sea virtual representa mucho trabajo y análisis, no nada más se nos ocurre y ya, requiere de investigación, incluso en el aspecto tecnológico pues se debe contar con un sitio calificado para algo tan importante como lo es impartir clases.
Evolución determinante
Los cambios no sólo se han dado en el ámbito educativo, sino en todos los aspectos de la vida, éstos han sido propiciados por la aparición y desarrollo de las nuevas tecnologías, Carmen Rodríguez Armenta asegura que “anteriormente, los países denotaban su riqueza con la posesión de tierras; posteriormente y gracias a la revolución industrial, eso cambió, los que tuvieran mayor tecnología de beneficio para la industria, esos eran los más ricos y evidentemente, productivos. Hoy en día las empresas y naciones que generan mayor conocimiento, son las más ricas. Un ejemplo claro es Microsoft, empresa exitosa, reconocida y de bastantes recursos”.
La competencia se ha vuelto global y la comunicación entre países lejanos es sencilla, de ahí la importancia de impulsar en los estudiantes las ganas de conocer cada vez más y de buscar, leer, aprender y encontrar respuestas por sí mismos.
Por otra parte, los recursos naturales que existen en el planeta son finitos, las especies se extinguen y la problemática ambiental es mucho más que un tema de moda, la mentalidad de impulsar en el estudiantado el uso y creación de tecnologías sustentables y "amigables" con el medio ambiente, es prioritario.
“El reto es lograr que el alumno genere conocimiento, que termine la clase y quiera buscar sus propias respuestas, que las encuentre”. Carmen Rodríguez, catedrática de la Universidad de Guadalajara.
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