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A seguir la Estrella de Belén
Un recorrido turístico y religioso que explora los lugares donde se gestó la historia de la Navidad
Particularmente la ciudad de Belén es fría, el invierno se prolonga de noviembre a marzo, los días soleados ocurren de junio a septiembre. En ambos casos, visitar este lugar debe ser una experiencia maravillosa, porque si se realiza en diciembre es probable que como turista sienta una conexión más idónea con el significado de la Navidad, si lo hace en verano, habrá tiempo para recorrer sus calles de a poco sin la preocupación de los helados vientos.
La ciudad se ubica a sólo unos 8.25 kilómetros de Jerusalén. Tanto musulmanes como la comunidad cristiana convergen en este espacio territorial que es escenario de imponentes edificaciones que resaltan por guardar un fervor religioso que deja sin palabras al turista.
La Iglesia de la Natividad es uno de los lugares más sagrados y concurridos por los paseantes, tanto los de la fe cristiana como los que sólo acuden a conocer un poco de la historia de esta enigmática ciudad. En este recinto se dice que fue el nacimiento de Cristo. Esta iglesia de Belén fue establecida por Constantino el Grande en el año 330.
Está también La Gruta de la Leche, que se sitúa cerca de la iglesia de la Natividad y la leyenda cuenta que mientras María amamantaba a Jesús, cayó una gota de su leche y la piedra que ahí está a la vista de los turistas se tornó a blanca, la gruta alberga una pequeña capilla franciscana.
La Iglesia Franciscana de Santa Catalina de Alejandría es otro punto de atención, esta edificación se construyó en 1882. Después podemos desplazarnos al Centro para la Paz Palestino, un lugar que brinda de información a quienes estén interesados en conocer de las costumbres y tradiciones de esta cultura.
El muro del Apartheid que separa a Palestina de Israel es otro punto que puede resultar interesante, no por la polémica que hay alrededor, sino porque sus paredes han servido para dejar murales dignos de apreciarse que se realizan básicamente a partir del graffiti.
TOMA NOTA
¿Qué comer?
La cocina en Belén que se forma de su país, Israel, tiene influencias yemenitas, rusas, marroquíes, polacas y árabes. Hay un platillo que se llama los mezes que se compone de jumus, —puré de garbanzos con aceite de oliva y condimentos—, tejina, —pasta de semillas de sésamo molidas, aceite de sésamo y condimentos—, lábane, —queso agrio hecho con yogurt—, y una variedad de aceitunas. También está el típico pescado de San Pedro que hace alusión a un pasaje bíblico.
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