Y después del desastre ocurrido en Japón: ¿Qué?

-“Hay “norte” en Veracruz.”-

Empezamos este breve comentario, citando como epígrafe esa frase tan popular en nuestro medio, pues cuando amanecía un día nublado, lluvioso, era señal inequívoca de que había mal tiempo en alguna de las costas mexicanas, de preferencia las del Golfo de México, y qué mejor símbolo que el puerto de Veracruz, tan procli¬ve a ese tipo de temporales, y que los expertos en la materia llamaban simplemente "norte", que en realidad no era otra cosa que un ciclón con las consecuencias propias de dicho fenómeno y que los capitalinos, o mejor dicho, los “chilangos”, se preocupaban más de lo debido, y desde luego todo lo atribuían al mal tiempo que estaba afectando al famoso puerto “jarocho”.

Pero los tiempos han cambiado, en este sentido de manera radical y profunda, de tal modo que ahora ya no se habla de simples ciclones, mal tiempo o “nortes” veracruzanos, sino el cambio climático está afectando seria y profundamente a las condiciones naturales que han mantenido un equilibrio ecológico en nuestro todavía bello planeta azul, y que esto haga posible la sobrevivencia de la vida en todas sus manifestaciones.

Resulta curioso comentar en estos tiempos que el vaticinio que señaló hace casi dos siglos Malthus se está cumpliendo, pero de otra manera, y por desventura de una manera bastante radical, que de no poner coto a tiempo –y esto corresponde en primera instancia a los Estados Unidos, a China, al propio Japón, la tercera potencia económica del mundo- la destrucción del planeta Tierra es un hecho irreversible.

La opinión pública mundial en vez de enterarse de que dichas naciones toman en serio el grave problema, se han llevado a cabo muchas reuniones dizque de alto nivel, y los acuerdos o resultados son nulos o inoperantes. Lo cierto, mientras tanto, es que el planeta a grandes pasos se está destruyendo, pero esa destrucción –otra cuestión que las grandes naciones desarrolladas no quieren aceptar- se debe a la forma en que el sistema económico explota los recursos de toda índole, causando, como decíamos muchos daños en el mismo ecumen del planeta, contaminando las aguas, la atmósfera, rasgando la capa protectora de ozono, y por si fuera poco, en este lamentable caso ocurrido en Japón, el fenómeno ocasionó, directa o indirectamente daños en dos plantas nucleares. Por lo pronto, los mercados bursátiles, sensibles a estos fenómenos, acusan bajas sensibles.

Sin embargo, también nos preguntamos, si en este asunto, el sismo y el tsunami ocurrido en Japón, considerado como la tercera potencia económica mundial, y como si fuera poco, se trata de un pueblo con gran cultura para hacer frente a esta clase de fenómenos, estamos viendo que está pasando por grandes apuros, qué pasaría, en el caso de que esto ocurriera en los muchos países atrasados, escasos de recursos, y sin una preparación de este tipo, como recientemente sucedió en Haití, y en México, también.

Ahora bien, según registros acerca de estos fenómenos que ha publicado la prensa mundial, se echa de ver que cada vez tales fenómenos cobran más fuerza y son más destructivos. Sin embargo, todavía hay tiempo de que los dirigentes de los grandes países reflexionen, tomen el asunto en serio, de una vez por todas se lleven a cabo medidas conjuntas que tiendan a enfrentar realmente todos esos efectos que ponen de relieve el deterioro del planeta.
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