Visión y decisión

Al seno del que en teoría es el andamiaje democrático sobre el cual construir el régimen nacional acorde a las circunstancias mundiales, el Congreso de la Unión, se reciclan diferencias exponentes de ambiciones de grupos partidarios ajenos al interés social.

¿Qué bien tenemos con las gracias del Congreso?

La construcción de acuerdos es letra muerta, negando de facto los mensajes que navegan en el aire electrónico por parte de la propia Cámara de Diputados, en un intento inútil de abrir espacios a la credibilidad, cuando la reforma energética es motivo de barricadas, despliegue de mantas y toma de tribuna parlamentaria. Todo, menos debate serio y constructivo.

La economía, en cambio, con toda su crudeza, admite la noticia del fracaso en el crecimiento económico del año en curso, que será cercano a 2%, cuando lo apetecible sería superior a cinco y con ello crear empleos permanentes, no temporales, que reclama el sector social relegado a la miseria por la conveniencia de mantener amplios sectores de la población en la ignorancia.

La economía y el nacionalismo en el tema petrolero profundizan la reflexión respecto al real o supuesto beneficio que por 70 años hubiere de dar, y no ha dado, la posesión de la riqueza petrolera, hasta hoy botín de unos cuantos líderes sociales a los que no son ajenos los del propio sindicato, cuyos dirigentes han tenido graves acusaciones cubiertas por los intereses, rescatadas por la simulación, a expensas de la frágil memoria popular incapaz de alcanzar la justicia social, como reza el apotegma revolucionario.

Petróleos Mexicanos (Pemex) está quebrado por la corrupción que calla, en tanto los supuestos defensores de la soberanía niegan las posibilidades de romper con vicios que en todo caso sólo producen aumento al precio de los energéticos, que la población adquiere a precios semejantes a los de países como Estados Unidos y que inexplicablemente discrepan brutalmente con los de otros, como Venezuela; triste reproche y ejemplo donde, a pesar de todo, el combustible sigue siendo un producto a precio asequible para la población; dicho esto al margen de la "imagen" que tenemos del presidente Chávez.

Salta a la vista del más ingenuo observador, que los intereses expuestos en las tribunas del Congreso son ajenos a la sociedad, y que los señores llamados congresistas sólo alientan los propios beneficios de grupo, en propuestas y posiciones al año próximo, de elecciones intermedias para diputados federales y, en algunos estados como Jalisco, donde adicionalmente habrá cambios estatales y municipales; todo un botín en juego.

Indigna el nivel de incongruente inconsistencia al que hemos llegado en años recientes, paradójicamente de ilusa esperanza impregnada de transitoria y ambigua credibilidad, hoy nuevamente perdida en los hechos que desmienten cualquier posibilidad de crecimiento por la imprevisión de la pregonada caída de la economía norteamericana, hoy reflejada dramáticamente en la nuestra.

Dios nos guarde de la discordia.

CARLOS CORTÉS VÁZQUEZ / Consultor en comunicación.

Correo electrónico: sicpm@informador.com.mx
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