Las autoridades y la sociedad tienen aún la tarea pendiente de lograr que las personas con capacidades diferentes tengan acceso al mundo de facilidades con que cuentan quienes no han tenido la desgracia de caer en una situación como la que ellos viven, y que no la pidieron: invidentes, débiles visuales, silentes, impedidos para caminar, etc., se enfrentan día a día con una serie de dificultades para llevar una vida normal, que podrían no existir; ni siquiera se requieren leyes para ello, basta con que exista conciencia y buena voluntad para proporcionarles los medios que les permitan llevar una vida digna.
En las calles, en los negocios, en las escuelas, en los centros de diversión, en el transporte público... en todas partes las personas discapacitadas encuentran obstáculos. Y donde no los hay, como en las esquinas en donde se han colocado rampas especiales para ellos (personas en silla de ruedas), es común que los automovilistas no las respeten; son pocos los lugares en que hay sanitarios especiales para ellos; y ¿qué decir de las peripecias que realizan los invidentes para trasladarse en la vía pública? En el aspecto laboral existen aún muchas barreras que impiden la plena participación de los discapacitados. Y éstos son sólo algunos ejemplos.
Hay mucho por hacer en favor de estas personas, y qué mejor que aprovechar la celebración de mañana para reflexionar sobre la necesidad de que todos, autoridades y sociedad, se sensibilicen de la importancia de los beneficios de la integración de estas personas en todos los ámbitos de la vida.
Síguenos en