Lujambio indicó que “la docencia es una expresión, quizás una de las más altas, de la generosidad humana”, y consideró que la SEP juega un papel fundamental para definir lo que los mexicanos quieren ser en el futuro, y se comprometió a afianzar una educación “laica y gratuita”, apegada a lo que dicta la Constitución, y a tratar de que las promociones de los profesores obedezcan al desempeño de éstos. Y una de sus tareas fundamentales será coordinarse con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), presidido por Elba Esther Gordillo, lo que representa, a no dudarlo, el mayor reto para el nuevo titular de Educación.
Desde que arrancó la administración de Felipe Calderón, se ha dicho que para el Gobierno es fundamental mejorar la educación para tratar de superar la pobreza y avanzar en las mejoras económicas, y ayer el Presidente encomendó a Lujambio varias tareas, como alejar las drogas y la violencia de las escuelas, mejorar la calidad de la enseñanza y la infraestructura de los centros de estudios, así como potenciar los programas de becas y apoyo a los más pobres, además de los programas de evaluación docente. Es decir, mantener continuidad en la labor que venía desempeñando Vázquez Mota.
El nombramiento de Lujambio desató variadas reacciones; las hubo de apoyo, pero también de crítica, al considerar que el nuevo secretario es una persona ajena al ramo de la educación, ya que su carrera ha estado más ligada al ámbito electoral. Pero especialista en política como es, habrá que concederle el beneficio de la duda... El tiempo será el mejor juez.
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