El comienzo de las campañas electorales tuvo el arranque de una carrera de caballos previamente arreglada. El Partido Acción Nacional (PAN) ha echado mano de un recurso tramposo; pero tampoco inédito. A contrapelo de lo que le dicen los opositores, han decidido a ultranza lanzar spots en los que se apoyan con obra social hecha por el Gobierno federal y los gobiernos estatales y locales que están bajo égida.
El líder del panismo, Germán Martínez Cázares, ha declarado que no sólo los candidatos blanquiazules podrán apuntalar sus campañas con comerciales televisivos dedicados a “cacarear” obra pública; también los diputados y senadores de ese partido deberán hacer causa común con los aspirantes panistas a un puesto de elección popular.
Priistas y perredistas ya se lo han dicho a Martínez Cázares: están desesperados porque presumen de que el PAN estaría ante la posibilidad de que caiga escandalosamente en esta elección. Y cayendo la presencia del PAN en la Cámara de Diputados, entonces el Gobierno de Felipe Calderón estaría literalmente acabado, y, esos tres años últimos de su gobierno, prácticamente estaría convertido en rehén del partido que ganase si no la mayoría, sí la primera y segunda minorías. La desesperación puede ejemplificarse así: el ex presidente Vicente Fox acaba de arengar incluso a los presidentes municipales panistas del país a que salgan a hacer campaña.
A la campaña ventajosa del PAN, los opositores tienen que agregar algo más: la molestia de las televisoras al ser obligadas por el nuevo Cofipe a pasar spots electorales en momentos de su programación que no quieren compartir porque se sienten afectadas económicamente.
Han sido días en que el Congreso de la Unión sólo ha mirado pasar los problemas. El Poder Legislativo ha vuelto a probar su debilidad ante los poderes fácticos crecidos, pero, también, ante el grupo que actualmente está en el poder, que decidido a no perder terreno en la elección intermedia de julio, ha echado mano de una actitud de confrontación que no la tuvo el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en todos esos años. Las campañas apenas empiezan y ya dejan ver lo que serán.
El líder del panismo, Germán Martínez Cázares, ha declarado que no sólo los candidatos blanquiazules podrán apuntalar sus campañas con comerciales televisivos dedicados a “cacarear” obra pública; también los diputados y senadores de ese partido deberán hacer causa común con los aspirantes panistas a un puesto de elección popular.
Priistas y perredistas ya se lo han dicho a Martínez Cázares: están desesperados porque presumen de que el PAN estaría ante la posibilidad de que caiga escandalosamente en esta elección. Y cayendo la presencia del PAN en la Cámara de Diputados, entonces el Gobierno de Felipe Calderón estaría literalmente acabado, y, esos tres años últimos de su gobierno, prácticamente estaría convertido en rehén del partido que ganase si no la mayoría, sí la primera y segunda minorías. La desesperación puede ejemplificarse así: el ex presidente Vicente Fox acaba de arengar incluso a los presidentes municipales panistas del país a que salgan a hacer campaña.
A la campaña ventajosa del PAN, los opositores tienen que agregar algo más: la molestia de las televisoras al ser obligadas por el nuevo Cofipe a pasar spots electorales en momentos de su programación que no quieren compartir porque se sienten afectadas económicamente.
Han sido días en que el Congreso de la Unión sólo ha mirado pasar los problemas. El Poder Legislativo ha vuelto a probar su debilidad ante los poderes fácticos crecidos, pero, también, ante el grupo que actualmente está en el poder, que decidido a no perder terreno en la elección intermedia de julio, ha echado mano de una actitud de confrontación que no la tuvo el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en todos esos años. Las campañas apenas empiezan y ya dejan ver lo que serán.
Síguenos en