Sistema educativo

Apenas el lunes se dieron a conocer los resultados de la Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares, más conocida como la prueba ENLACE. Todavía es muy pronto para conocer los análisis que los especialistas en educación realizarán a partir de las cifras que se revelaron, pero en una sociedad como la nuestra, que coloca a niñez y juventud en los primeros lugares de su tabla de valores, enciende una alarma la contradicción sobre la utilidad (o falta de ésta) de los resultados de la prueba.

El secretario estatal de Educación consideró que la suspensión de clases a causa de la contingencia de influenza humana, en el pasado ciclo escolar, invalidaba el valor de los resultados de la prueba ENLACE. Por su parte, el secretario nacional aseveró lo contrario. Además, dirigentes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación cuestionan que la evaluación refleje el real nivel de aprendizaje de los estudiantes de primaria y secundaria.

Frente a posiciones tan divergentes entre actores que debieran coincidir cuando menos en un diagnóstico sobre el estado de nuestro sistema educativo, no queda otro camino que preguntarse cuál es el sentido de invertir recursos económicos y humanos en aplicar la prueba ENLACE.

Sin embargo, hay una arista simple para analizarla: en las áreas de Matemáticas y Español, evalúa el avance de los estudiantes en el dominio de ambas disciplinas, conforme el grado que cursan. Y los números son contundentes, porque los estudiantes de nivel secundaria en Jalisco, obtienen resultados globales que los ubican por debajo del nivel que registraron en 2006, el primer año de aplicación de la ENLACE. En las dos materias.

Por el contrario, los estudiantes de nivel primaria mantuvieron, también en los resultados globales, un ascenso leve pero consistente. Llama la atención cómo las escuelas particulares obtienen los mejores resultados, justo cuando las condiciones económicas orillan a la mayoría de padres de familia a mantener a sus hijos en las escuelas públicas.

Al final, se concluye sin necesidad de las polémicas oficiales, que el sistema educativo arrastra los fallos de hace años, y posiblemente más agudizados. Si se afirma que los niños, los jóvenes, son nuestro futuro, es urgente acercarles las herramientas educativas para que esa ilusión acabe en realidad.
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