La situación, sin ser alarmante, sí es para tomarse en cuenta. Se sabía que en el próximo invierno vendría un repunte de la enfermedad, y sin embargo éste se adelantó, lo cual debe ser una llamada de atención para evitar, en lo posible, que la epidemia adquiera dimensiones mayores, más aún cuando se sabe que la vacuna contra el A H1N1 tardará en llegar a México; en el mejor de los casos, será a finales de octubre o principios de noviembre cuando se empiece a aplicar en los sectores más vulnerables, como son niños, jóvenes y adultos de la tercera edad.
Jalisco figura como el cuarto Estado (después de Yucatán, Chiapas y el Distrito Federal) con el mayor número de casos confirmados, y si bien se tiene conciencia de la presencia de la enfermedad, las medidas para evitarla se han relajado, lo que puede llevar a que el contagio sea mayor. No es momento de bajar la guardia, no lo ha sido desde la aparición del virus en nuestro medio, y ahora más que nunca resulta necesario seguir con las prácticas de higiene que tan buena respuesta tuvieron: usar cubrebocas en sitios cerrados o de alta concentración de personas, lavarse continuamente las manos, desinfectarse con el gel antibacterial, estornuda o toser cubriéndose con la parte interior del codo, etc.
Evitar que la influenza A H1N1 se convierta en un problema de dimensiones mayores, es responsabilidad compartida entre autoridades y ciudadanos. La segunda oleada de la enfermedad se adelantó, y sólo queda hacer cada quien la parte que le corresponde. La salud es prioritaria, cuidémosla.
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