Esta dependencia, encabezada por el doctor Alfonso Gutiérrez Carranza, ha estado acompañada por la polémica, debido en parte a la particular gestión de su titular, quien se ha confrontado con diferentes sectores, incluidos los trabajadores sindicalizados de la secretaría.
Al margen del controvertido estilo personal del secretario, que le ha granjeado no pocas críticas, la secretaría se encontró de pronto en un escenario de cuestionamiento social ajeno a administraciones pasadas. El capítulo paradigmático fue, sin duda, la diferencia en el manejo de cifras oficiales sobre personas infectadas con el dengue en 2008, diferencia que orilló al secretario Gutiérrez Carranza a objetar los números que ofrecía la Secretaría federal de Salud. El funcionario estatal acabó por reconocer, a finales de enero de este año y ante diputados locales, que la razón en la estadística la tenía el Gobierno federal.
El hecho, que puede ser visto a la distancia como un simple debate sobre el manejo numérico de una enfermedad, le mereció al secretario estatal la pérdida de confianza de un sector de la población, pues detrás de un número mayor o menor, había personas infectadas. Estuvo en juego la salud de muchos jaliscienses.
El tópico viene a colación después que, desde el inicio de esta semana, se documentó cómo numerosos vecinos de la colonia Santa María Tequepexpan denuncian un brote de dengue y aseguran también, que el personal de la Secretaría de Salud omitió tratarlos oportunamente. Tras la publicación de la información hubo atención inmediata, aunque la postura oficial es contraria a la posición de la gente: no hay brote.
Ante los hechos –no las declaraciones–, surge una pregunta: ¿Por qué, si se descarta el brote y por lo tanto, los contagios, se acude al lugar para aplicar un operativo sanitario?
Volvamos al principio: es la salud de las personas el deber central de esta dependencia. Sólo el cumplimiento sostenido de esta misión le regresará la confianza de la gente.
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