Es un hecho que una vez superada la contingencia que provocó el brote de esta enfermedad, etapa en la que se extremaron medidas de precaución y que prácticamente todo mundo atendió al pie de la letra, estas medidas se fueron relajando, al grado tal que hoy en día prácticamente han quedado en el olvido.
Las prácticas de higiene, como el lavado constante de manos, el uso del cubrebocas y gel antibacterial, el estornudo “de etiqueta” y el evitar el saludo de beso, que se pensó llegarían para quedarse, no ha sido así. Pero la realidad es que el riesgo sigue latente y éste será mayor en la época de invierno.
No obstante, una buena noticia han recibido los mexicanos, con el anuncio de la llegada al país del primer lote de vacunas contra la influenza A H1N1, 865 mil dosis que empezarán a aplicarse el próximo fin de semana a dos de los grupos más vulnerables, como son el personal del sector Salud y las mujeres embarazadas. El total de vacunas llegará posteriormente, para ser aplicadas de manera paulatina, a partir de enero, a otros grupos vulnerables, y posteriormente al resto de la población.
Sin duda, excelente noticia, pero hará falta una respuesta favorable de parte de la población, en el sentido de aceptar la recomendación de la Secretaría de Salud y acudir a recibir la aplicación de la vacuna para que el esfuerzo de la autoridad no resulte en vano. Preservar la salud propia y la de la familia debe prevalecer sobre cualquier temor o recelo.
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