Considerada como una de las más avanzadas del país y la razón de ser del Instituto de Transparencia e Información Pública (Itei), esta ley está condenada a la muerte, pues las reformas contemplan dar manga ancha a los sujetos obligados para clasificar como información reservada la que ellos consideren... es decir, puede ser toda, y el Itei, garante del derecho al acceso a la información, pasará a ser una figura decorativa. Así de grave es el panorama que se avizora.
Lo que pretenden aprobar los diputados constituye un grave daño a los medios de comunicación y a la sociedad en general; a los primeros, porque se encontrarán con candados cada vez más fuertes para acceder a información de interés general, a la que los ciudadanos demandan como un derecho fundamental; y a la sociedad, porque nuevamente, como años atrás en que no existía esta ley, estará sujeta a lo que el poder público quiera informarle.
Cabe señalar que la Ley de Transparencia contempla como sujetos obligados a proporcionar la información que el ciudadano requiera, a toda la estructura gubernamental (Poder Ejecutivo, Poder Legislativo y Poder Judicial), así como a los partidos políticos y cualquier otro organismo ciudadano o institución privada que reciba, administre o aplique recursos públicos.
Señores diputados, recuerden que ustedes representan al pueblo que los eligió, y su tarea es velar para que se cumplan sus derechos, y uno de ellos es el de estar informados. En sus manos está que no se consume un daño de tal magnitud.
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