Evidentemente, el factor económico es fundamental para sacar adelante al país, pero no es el único. La recuperación va más allá y se traslada a los ciudadanos, pues está en nuestras manos hacer realidad la prosperidad para este año.
El éxito de una Nación está en sus habitantes. Los mexicanos hemos pasado por varias crisis de las cuales hemos salido avantes, con lucha y mucho trabajo. En esta nueva recesión, que ha tocado al mundo entero y que parece dar señales de ir menguando, el reto para todos es ser mejores, desde el punto de vista personal, familiar y laboral. En la medida de nuestras posibilidades, cuando no tiramos basura, cuando ayudamos al vecino o amigo y cumplimos con las leyes y nuestras responsabilidades, estamos fomentando a construir esa prosperidad.
No existe ningún Gobierno en el mundo que pueda cumplir sus objetivos si la misma población no se hace partícipe, desde su trinchera, para hacerlos realidad. No es fácil, pero la inacción sería la peor decisión.
El desafío es para todos. En este año debemos recuperarnos no sólo de las alzas que se presenten, sino también de la inseguridad y de la falta de solidaridad. En manos de los políticos está el deber de ofrecernos los caminos que faciliten llegar a nuestros objetivos de bienestar, de propiciar las reformas necesarias para sentar las bases del nuevo crecimiento.
La prioridad para los ciudadanos es cumplir con nuestro deber. Luchar por salir adelante con honradez y determinación. Mientras juguemos todos en el mismo equipo que es México, donde dejemos de lado las descalificaciones y demos entrada a las propuestas, entonces sí llegaremos a la recuperación integral.
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