Se ha criticado principalmente la presencia del Ejército y la Marina en las calles, y sin embargo los operativos realizados por las Fuerzas Armadas han permitido la captura de muchos criminales relacionados con el narcotráfico y el secuestro, se han desmantelado redes del crimen organizado y se han dado fuertes golpes a los cárteles de la droga, resultados éstos que difícilmente se hubieran obtenido sin su participación, pues sabido es que México dista mucho de contar con una Policía capaz, bien entrenada y con armamento eficaz para hacer frente a estos grupos criminales.
Pero el combate a la delincuencia se encamina a cerrar el año con una noticia que ha cambiado la opinión general sobre las Fuerzas Armadas y su accionar: la muerte de Arturo Beltrán Leyva, uno de los capos más buscados, en un enfrentamiento con elementos de la Marina, en Cuernavaca. El hecho desencadenó una serie de reacciones, aplaudiendo el actuar de los militares. Las felicitaciones no se hicieron esperar, y de manera unánime, tanto de dentro como de fuera del país.
Y no es para menos, pues ha quedado demostrada la eficacia de las Fuerzas Armadas en el combate al crimen organizado, dentro de sus facultades constitucionales, pues el Estado debe utilizar todas sus armas y herramientas en esta lucha.
El golpe al crimen asestado la noche del miércoles es un éxito del Estado mexicano, pero si hay una institución que se ha destacado y ha ganado el reconocimiento de los mexicanos, al margen de quienes se oponen a su accionar, son las Fuerzas Armadas en su conjunto: el Ejército y la Marina.
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