Son muchas las arterias que siguen cerradas a la circulación, con las consabidas afectaciones a peatones y automovilistas; la reposición de drenajes y el ocultamiento del cableado está llevando más tiempo del estimado; la Calzada Independencia luce aún con muchos tramos de sus banquetas sin terminar.
A los problemas del tráfico vehicular, a las molestias para los peatones y a las afectaciones al comercio, habrá que sumar los daños a la salud, a raíz de los altos índices de contaminación por las cantidades de polvo que se levantan con el viento, lo que ha provocado que en el Centro Histórico se registren prolongados lapsos de mala calidad del aire.
El Ayuntamiento tapatío informó ayer que está considerando cancelar los contratos con las empresas que han incumplido con los tiempos establecidos para concluir las obras, y se habla de retrasos de hasta cinco días respecto a lo estipulado, pero a simple vista se aprecia que el retraso es mayor; puede argumentarse que a ello contribuyó la situación que se vivió en los últimos días a causa de la emergencia por el brote de influenza humana, sin embargo desde antes de esta contingencia se advertía que las obras no estarían listas a tiempo.
La autoridad municipal debería pensar no tanto en la cancelación de contratos, sino en penalizar a las empresas constructoras y exigirles que busquen la manera de cumplir lo estipulado. Se acercan ya las primeras lluvias, y con ellas fuertes ráfagas de viento que empeorarán la situación que ahora se vive en el Centro Histórico; por ello es urgente que los trabajos estén concluidos a la brevedad.
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