Enorme pérdida para los demócratas y para el titular de la Casa Blanca, pero lo cierto es que en este primer año Obama supo poner agenda y avanzarla en el Congreso de su país. Tan sólo la reforma al sistema de salud del país más poderoso de la Tierra llegó en este primer año de Obama a donde no había llegado jamás desde que Theodore Roosevelt intentara darle cobertura médica universal a los estadounidenses en 1912.
En el fondo, tal vez lo más importante que ha hecho Obama en este primer año fue darle al Estado un papel importante en la conducción de la economía, ante la crisis financiera global, y en la provisión de derechos que en otros países son básicos, como el derecho a la salud. Ello no sin la polémica de ser acusado de socialista en el país que se jacta de ser el más anti-estatista del mundo.
En materia internacional, Obama avanzó una agenda ambiciosa: Bajo la batuta de Hillary Clinton, la imagen internacional de Estados Unidos fue renovada y bajo el interés personal de Obama, el cambio climático se convirtió en prioridad. Ambos temas no son poca cosa.
Respecto a México, el compromiso de Obama cae en los mismos ejes de los últimos 10 años: seguridad, ahora narcotizada con el Plan Mérida, y la promesa a los mexicoamericanos de una reforma migratoria que nuevamente se encuentra congelada.
La emergencia de Haití hoy hace que el compromiso de Obama con América Latina se centre en la reconstrucción de esa devastada nación caribeña. En campaña, Obama les dio esperanza a los estadounidenses. Tras un año de gobierno, sus logros han sido considerables, pero sus retos hacia el futuro son enormes.
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